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"Lo mejor de 2020", por Paco España

El año 2020 ha sido totalmente atípico y ha estado profundamente marcado por la pandemia del coronavirus. La normalidad que conocíamos en las salas de cine solamente duró poco más de dos meses, porque, a partir del 13 de marzo, cerraron todas, situación que facilitó el despegue de las plataformas digitales de contenidos a las que todos nos agarramos como tabla de salvación en los meses del estricto confinamiento, en los que nuestra necesidad de consumo de cultura no disminuyó, más bien todo lo contrario. Tras el confinamiento, las salas de cine han ido abriendo con aforo limitado y siguiendo serias medidas de seguridad y, aunque se ha demostrado que la asistencia a los cines es una actividad segura, el miedo por la actitud inapropiada de otros compañeros de sala, y la necesidad de portar la incómoda mascarilla durante todo el tiempo de permanencia en los cines, hace que los espectadores se muestren reticentes al regreso a las salas al ritmo anterior al comienzo de la pandemia.


Aunque las grandes 'majors' de cine han aplazado sus más sonados estrenos hasta el 2021 o incluso 2022, algunas han decidido estrenar directamente en plataformas, como fue el caso de Disney con Mulán, aunque el pago por su visión ascendía a 22 euros (30 dólares), una auténtica barrabasada, logró una recaudación de 70 millones en USA, frente a los 200 de su presupuesto. En los primeros meses del año se estrenaron algunos títulos de sonados directores, como fue el caso de Richard Jewell, de Clint Eastwood, otro de sus conocidos héroes cotidianos maltratados por la prensa y los poderes fácticos; Vida oculta, de Terrence Malick, sobre el resultado de seguir las propias convicciones personales hasta la últimas consecuencias; y 1917, de Sam Mendes, un prodigio técnico con una limitada empatía emocional con el espectador. También cabe destacar el título francés Especiales, de Olivier Nakache y Eric Toledano, una excelente película sobre los educadores de personas con autismo, tan entrañables como extremadamente difíciles.


Durante el confinamiento se estrenaron algunos títulos en plataformas entre los que cabe destacar Mi vida con Amanda, de Mikhaël Hers, sobre la asimilación de la pérdida repentina e inesperada, y Pullman, de Toni Bestard, viaje de iniciación de dos personas jóvenes de orígenes muy diferentes y muchos puntos en común. Tras la apertura de los cines, de manera errática, pero han llegado algunos títulos con mucho valor, como es el caso de la magnífica Under the skin, de Jonathan Glazer, protagonizadas por Scarlett Johansson, portadora de las imágenes máss turbadoras del cine de este año. Pero si hay una película turbadora este año, es, sin duda, la británica Saint Maud, de Rose Glass, que despliega un terror religioso que logra fascinar y repeler en partes iguales. En un contexto religioso se narra la estupenda cinta polaca Corpus Christi, protagonizada por una de las interpretaciones más magnéticas del año, la de Bartosz Bielenia.


También Un blanco, blanco día, de Hlynur Palmason, una película sueca que reflexiona de una manera muy especial sobre la pérdida. Se estrenó además Tenet, de Christopher Nolan, cuyo calidad técnica es indudable y su contenido indescifrable para el que suscribe. En Netflix y pocas salas, como viene siendo habitual, se estrenó Mank, de David Ficher, tan magnífica, didáctica y bien interpretada como distante con el espectador. Cabe destacar la pequeña maravilla Nunca, casi nunca, a veces, siempre, de Eliza Hittman, una pequeña historia sobre una importante decisión personal que cuenta con la joven actriz Sidney Flanigan, brillando con fuerza. Otra interpretación con mucha potencia es la de Anthony Hopkins en El padre, de Florian Zeller, mostrando la enfermedad del Alzheimer desde el punto de vista del enfermo.


Entre los estrenos españoles estrenados tras el confinamiento cabe destacar Las niñas, de Pilar Palomero, sobre la educación religiosa en los años 90 cuando la pubertad, con todo lo que eso supone, se abre paso. Sabremos de ella en las sucesivas entregas de premios en 2021. La isla de las mentiras, de Paula Cons, sobre un episodio histórico desconocido, el hundimiento del Santa Isabel. Uno para todos, de David Ilundaín, una magnífica historia sobre la educación y las relaciones humanas. La boda de Rosa, de Icíar Bollaín, una historia sobre la autoafirmación personal con la soberbia Candela Peña. La ópera prima de David Pérez Sañudo, Ane, sobre lo complicada relación madre-hija, con el despegue de la actriz Patricia López Arnaiz. El arte de volver, de Pedro Collantes, sobre los efectos del desarraigo en la construcción personal. Retrato de mujer blanca con pelo cano y arrugas, de Iván Ruiz Flores, una mirada muy personal sobre el universo de la familia.


El año acabó con dos títulos documentales fundamentales: 2020, de Hernán Zin, que describe toda la crudeza de la primera ola de la pandemia en España, y Eso que tú me das, de Jordi Évole y Ramón Lara, el fantástico legado del cantante Pau Donés como despedida de la vida. No se puede terminar este repaso sin destacar tres serie españolas de ficción de notable calidad: Veneno, de Los Javis, sobre la vida de esta popular persona transgénero que fue arrollada por los medios sensacionalistas; Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen, que destila humanidad en un grupo de esta fuerza de seguridad; y Patria, de Aitor Gabilondo, sobre novela de Fernando Aramburu, una visión estremecedora con conflicto vasco, con ETA y sus consecuencias entre las personas y familias.