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Crítica: "Uno para todos", por Paco España

He de reconocer mi devoción por el anterior título de David Ilundain, B., sobre la transcripción de las declaraciones de Bárcenas ante el juez Ruz sobre los sobresueldos a miembros del Partido Popular prodigiosamente interpretados por Pedro Casablanc y Manolo Solo. El giro que supone Uno para todos en cuanto a temática es notable. En este caso se trata de un profesor de primaria interino que acude a un pequeño pueblo rural en sustitución de una profesora de baja por maternidad, sobresalientemente interpretado por el prolífico David Verdaguer (Verano 1993, Los días que vendrán).


En la clase de sexto de primaria, de la que se tiene que hacer cargo, hay una ausencia importante, la de un niño aquejado de cáncer y que pronto se va a reincorporar a las clases tras su tratamiento. El conflicto surge cuando se da cuenta que ninguno de los otros alumnos quiere que su compañero regrese. El personaje del profesor Aleix tiene serios problemas de entendimiento con su familia, pero también tiene una devoción hacia su profesión enorme, para la que entiende que no solamente tiene que enseñar datos y conceptos técnicos, sino que también tiene que proporcionar a sus alumnos herramientas para gestionar sus vidas y sus emociones, algo que les valdrá para toda la vida que tienen por delante.

Son personas de unos once años de edad, en el comienzo de la pubertad, en la que las vivencias tanto positivas como negativas dejarán una huella importante en su carácter adulto. El resto de los intérpretes están al nivel que exige la intensidad de la historia: Clara Segura, Patricia López Arnaiz, Ana Labordeta... resultando curiosas las breves y acertadas apariciones de Miguel Ángel Tirado, muy popular en décadas pasadas por incorporar al entrañable personaje cómico 'Marianico, el corto'. Pero lo más impactante a nivel interpretativo lo representan los jóvenes alumnos y las alumnas de la clase, que llevan sobre sus hombros momentos de gran intensidad emocional, dados los efectos que produce el bullying sobre las víctimas, con una credibilidad mas que notable.

El argumento es del propio director y de David Planell, director de una película tan interesante como Sin vergüenza y de buenos cortometrajes como Carisma, Ponys y Banal. El título de esta película, Uno para todos, puede indicar que se trata de otra comedia vacía al uso de estos tiempos, pero nada más alejado de la realidad, ya que es una propuesta estupenda que aborda temas muy serios e importantes trabajando una empatía y unas emociones que resultan muy difíciles de contener para el espectador con un mínimo de sensibilidad.