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Crítica: "La profesora de parvulario", por Javier Collantes

Las propuestas de nuevas versiones denominadas remakes resultan, en infinidad de casos y en el aspecto cinematográfico, simplemente fotocopias, calcos del film original que, bajo una nueva dirección (e incluso con la misma), terminan por ser inferiores al primigenio y, por lo general, no aportan casi nada.


Pese a todo, las cinematografías norteamericana, francesa, italiana y española siguen tirando de esta opción, y, pese a todo, dentro del vacío generalizado, de vez en cuando algún título resulta sorprendente o, al menos, presentable en su conjunto. Remake de una película israelí de 2014, La profesora de parvulario abre su ángulo cinematográfico para exponer una visión norteamericana que, aun así, conserva la esencia del tratado original.


Áspera y triste, e incluso convulsa respecto a sus personajes o su escritura en imágenes y secuencias, la película se deconstruye como thriller psicológico sobre la creación artística y la llamada cultura, la búsqueda de su sentido y la satisfacción de sus inquietudes por parte de una mujer... un elegante trazado poético y difícil que necesita un esfuerzo del espectador para adentrarse en una historia profunda sobre la obsesión y la admiración hacia alguien.


La profesora de parvulario nos traslada a Estados Unidos, a una escuela de Nueva York, donde la vida cotidiana de una profesora, anodina y sin apenas emociones entre el trabajo y la familia, sufre un vuelco al descubrir el talento de uno de sus alumnos para escribir y recitar extraordinarias poesías, quedando absolutamente fascinada y pasando a utilizar métodos ciertamente arriesgados en su apuesta firme por la genialidad del niño.


La profesora de parvulario, cuya original ya incluí en el Top Ten 2015 tal y como se puede leer AQUI, ofrece, aunque con el mismo argumento, una nueva visión muy digna, con el re-enfoque de una nueva necesaria iluminación en torno a la frustración, un elemento que, curiosamente, contra-fotografía los matices oscuros del personaje principal.


El equilibrio en la dirección y, en especial, la majestuosa actriz Maggie Gyllenhaal, que realiza una asombrosa y maravillosa interpretación manifestando convincentemente la esencia de su iluminado personaje, son los mimbres fundamentales de La profesora de parvulario, una pequeña joya (dentro de la corriente del remake) que se arriesga por explorar la lucha contra la superficialidad a través de la orientación hacia la percepción de la creencia por ver, sentir y crear con la palabra.