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Teatro y cine en España: reflexiones escénicas

El seminario Del escenario a la pantalla: teatro y cine en España (1990-2016), celebrado durante esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo tal y como se puede leer AQUI, nos ha deparado reflexiones y comentarios de interés cinematográfico y referentes a la autoría por parte de sus ponentes e invitados: desde el proceso creativo hasta la importancia de los premios pasando por las etiquetas o la financiación.


Por ejemplo, Enrico Di Pastena, catedrático de Literatura Española de la Universidad de Pisa, ha destacado que, en El chico de la última fila -obra teatral del dramaturgo Juan Mayorga -adaptada al cine como En la casa por François Ozon-, 'el vaivén entre narración e interpretación, así como el uso de planos temporales, han sido interpretados por algunos como elementos cinematográficos'.

Además, Di Pastena ha asegurado que esta obra renueva el concepto teatral de escenario compartido porque 'se abordan situaciones comunes con una estética novedosa, se trabaja con tonos y soluciones artísticas que no se habían utilizado hasta el momento'. En este sentido, y en relación a la ruptura de 'la cuarta pared', Di Pastena ha apuntado que todo se debe a la formación de matemático y filósofo de Mayorga.


Por su parte, después de dos años del rodaje en Cantabria de Las furias, Miguel del Arco, responsable de Kamikaze Producciones, ha reflexionado sobre su ópera prima y su trayectoria en las artes escénicas. Sobre ambas disciplinas, del Arco ha reconocido que 'en el teatro estás en una práctica permanente, un entrenamiento constante con la palabra y el actor, que son las dos herramientas fundamentales, y en el cine, muchas veces, te pierdes en el trasiego de la financiación'.

En su opinión, las artes escénicas tienen 'una consistencia artesanal' que no tiene el séptimo arte, donde el presupuesto juega un papel determinante y contexto en el que ha asegurado que 'todo el mundo se cree con derecho a decir cosas al respecto y, a veces, las opiniones no son las mejores'. También ha reconocido que, cuando tienes la necesidad de hacer un proyecto, 'si dices que no, corres el riesgo de no hacer tu película'.

Sobre Las furias, del Arco, que ha denunciado el desprestigio que sufre la figura del guionista en España 'cuando es una figura esencial en todas las producciones' y ha criticado el carácter peyorativo del adjetivo 'teatral' en el contexto cinematográfico, ha admitido que 'fue un encargo que acepté con dos condiciones: disponer de tiempo para escribir y cobrar', al tiempo que por la posibilidad de trabajar de nuevo con la mayoría del reparto.

Esta estrecha confianza entre los miembros del equipo, según ha detallado el propio del Arco, permitió que, tras unos ensayos que se prolongaron durante semanas y que luego obligaron a 'reducir el tiempo de rodaje', se pudiesen sacar 'todas las tomas a la primera'. Finalmente, del Arco ha expuesto que Cantabria le permitió 'conseguir esa inquietud ancestral que produce la naturaleza' y que la locura le fascina y le aterra por igual.

Del Arco, que ha asumido la excelente recepción del público del Teatro Pavón Kamikaze en espera de que la segunda temporada permita ajustar la viabilidad económica, ha adelantado que ha dejado el cine, proceso que le parece igual de 'fabuloso', en 'stand by' por sus muchos compromisos teatrales, aunque también ha asegurado que tiene dos proyectos en mente para la gran pantalla: una comedia y una tragedia 'de redención y segundas oportunidades'.


Otra de las protagonistas en este seminario, Del escenario a la pantalla: teatro y cine en España (1990-2016) en la UIMP, ha sido la directora, guionista y productora Paula Ortiz (La novia, De tu ventana a la mía), quien ha reivindicado el papel de la mujer tanto en el séptimo arte como en el mercado laboral en general, denuncia que ha acompañado con contundencia recordando que 'a día de hoy, en España, ni una sola directora ha dirigido un proyecto de gran envergadura'.

Ortiz, que ha aplaudido que se trate de 'un tema que afortunadamente ha salido a debate' -en gran medida por las reivindicaciones de actrices de Hollywood-, ha contextualizado 'la indiscutible valía artística en festivales, crítica y taquilla' de directoras que, sin embargo, ha relativizado en la toma de decisiones 'cuando los grupos mediáticos plantean grandes producciones, nunca se pone encima de la mesa el nombre de una mujer'.

Más allá de los condicionantes propios, como el paso del cortometraje al largometraje o la competencia con otras cinematografías, la cineasta aragonesa ha asegurado que el cine, 'además de las capacidades creativas de todo proyecto cultural, exige mucha resistencia física y mental', obstáculos que Ortiz ha asegurado superar en la línea de otros nombres propios del cine de su tierra natal como Buñuel, Saura o Borau, 'caracterizados no solo por su genio y su inteligencia'.

Ortiz ha confesado haber abordado sus películas como si fuesen las últimas 'por esa sensación tan precaria e incierta en la que vivimos en España de creer que nunca va a haber posibilidades de hacer un proyecto más'. Sobre Lorca y su adaptación de Bodas de sangre, la directora, que actualmente trabaja en El arte de la entrevista, de Juan Mayorga, y una revisión del cuento popular de Barba Azul, ha asegurado que no ha sido abordado por las nuevas herramientas o el lenguaje actual del cine español.