La segunda jornada del encuentro de la Universidad Internacional Ménendez Pelayo "Retos y contextos de las libertades de la comunicación audiovisual", del que puedes consultar AQUI más información, ha centrado su foco de atención en los problemas de la cinematografía, un asunto objeto de polémica y debate atemporal. La ex-directora general del Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), la cántabra Susana de la Sierra, ha reflexionado sobre las 'Políticas Cinematográficas' europeas cuyo 'núcleo central' son las ayudas públicas, 'a las que España destina cincuenta millones de euros', mientras Francia, el 'paradigma' europeo, tiene un 'fondo de protección de 700 millones'.
En su intervención, De la Sierra ha explicado su punto de vista sobre la política cinematográfica. A su juicio, la Ley del Cine (2007) es 'ambiciosa', de una 'gran calidad, completa y muy consensuada entre grupos políticos y sociales', donde 'toda la cadena de valor (producción, distribución y exhibición) está considerada en la Ley'. Sin embargo, ha puntualizado que 'no se dedica presupuesto suficiente a la promoción debido a que el presupuesto es limitado'. En esta línea, ha señalado que, además, esta ley promueve la 'educación audiovisual'. La formación de la futura ciudadanía es, a su entender y a través de una planificación -que debería fijarse en uno de los pilares de la cinematografía gala-, 'fundamental para que crezca en un contexto audiovisual, también por una cuestión de supervivencia del cine y de poner freno el descenso de espectadores'.
Por otra parte, la ex-directora del ICAA ha subrayado que, en Europa, 'el eje de las Políticas Cinematográficas han sido siempre las ayudas públicas. El cine tiene que ser una excepción al objeto del libre comercio para contrarrestar el efecto de las películas norteamericanas'. En este sentido, según ha afirmado, se debe fomentar la 'dirección de las ayudas hacia la promoción, para asemejar nuestro cine al estadounidense'. Tal y como recuerda De la Sierra, 'los incentivos fiscales en Estados Unidos son de 1.800 millones de euros concedidos, algo que crea competencia entre los estados para ver quién establece el incentivo más atractivo. El núcleo común europeo es el sistema de ayudas. En principio, en la UE este tipo de ayudas públicas están prohibidas, salvo excepciones, como la cultura. El cine es cultura, por eso debe protegerse.