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Crítica: "O corpo aberto (Cuerpo abierto)", por Paco España

Estamos ante el debut en la ficción de la directora asturiana (y formada en Londres) Ángeles Huerta, otra mujer en la dirección de una película que es conveniente seguir de cerca en sus siguientes proyectos. O corpo aberto (Cuerpo abierto) es una coproducción hispano lusa que cuenta la historia de un profesor de escuela que, a principios del siglo XX, se desplaza a un remoto pueblo orensano, rayano con la frontera portuguesa. Su propósito es poner conocimiento en los niños de aquellos poblados y orden en los pensamientos de sus lugareños.


Pronto se dará cuenta de que el peso de las tradiciones locales es demasiado grande para dar una explicación lógica a los acontecimientos que allí ocurren. El comportamiento y pensamiento de las gentes de aquella zona están totalmente influidos por la cercana frontera, que produce un trasvase humano y económico constante, además de leyendas y costumbres paganas. En ese trasvase también reside un alto nivel de sensualidad, que se confronta con la represión social y religiosa de la época. Las inevitables tensiones provocan un suceso trágico que el pensamiento colectivo encauza en la ocupación del espíritu de la persona fallecida a otra con vida, y así sucesivamente. Esta idea, que los estudios de Hollywood cogen y hacen Fallen (la película protagonizada por Denzel Washington), los españoles, concretamente los de Galicia, hacen O corpo aberto (Cuerpo abierto), una película de género fantástico, rural e histórico que se encuentra al margen de las propuestas comerciales y en la línea habitual de Filmin, plataforma donde reside este título.


En el reparto nos encontramos a intérpretes españoles y portugueses, destacando el espléndido trabajo protagonista de Tamar Novas (A 100 kilómetros de la Navidad, Los pacientes del Doctor García). También, en un papel más pequeño aunque muy relevante en la trama, a la actriz María Vázquez, recientemente premiada en Málaga por su excelente trabajo en la película Matria, de Álvaro Gago. Los intérpretes portugueses Victória Guerra y José Fidalgo ponen su bien hacer al servicio de la sensualidad de sus personajes.