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Crítica: "El castigo", por Paco España

En el pasado Festival de Málaga, esta película ganó el galardón a mejor dirección para el director chileno Matías Bize. El castigo es una propuesta realmente peculiar. Se trata de un plano secuencia de 80 minutos en el que aparecen cinco personajes -dos de ellos no desaparecen de plano, prácticamente todo el metraje, se trata del matrimonio al que vamos a ver deteriorarse a toda velocidad-. En los primeros segundos estamos dentro de un coche que conduce una mujer, con un hombre a su lado, por una carretera entre un frondoso bosque, a los pocos segundos da la vuelta regresa por el camino que venia hasta que se detiene, entonces nos enteramos que venían con su hijo Lucas de unos diez años y, como se estaba portando mal, su madre decidió bajarlo del coche y abandonarlo allí durante unos segundos, hasta la siguiente curva que les perdiera de vista.


Pero cuando regresan al punto donde bajaron del coche al niño, éste ya no está, ni tampoco en las inmediaciones, generando una situación de suspense y tensión máxima en la que los reproches de la pareja ponen de manifiesto una descomposición comenzada mucho antes de este viaje. Una de las bazas más importantes de la película es la de su actriz protagonista, Antonia Zegers, absolutamente sobresaliente, como ya pudimos comprobar en anteriores trabajos suyos como El club, Una mujer fantástica o Los perros, que da un auténtico recital interpretativo con un personaje lleno de aristas y esquinas recónditas.


Pero su brillo no sería tal sin la presencia del actor Néstor Cantillana y de la excelente Catalina Saavedra, como la oficial de policía que llega para investigar la desaparición del niño. El director Matías Bize ya deslumbró con un trabajo de 2005 titulado En la cama, también peculiar en su planteamiento ya que se desarrolla en la habitación de un hotel con solamente dos personajes que apenas se acaban de conocer y tienen un encuentro sexual, siendo en las conversaciones de esa noche, tras el sexo, en las que desnudan sus almas (se puede ver en Filmin), película que ganó la Espiga de Oro en el Festival de Valladolid. El castigo es una película que posee unas imágenes magnéticas de las que es muy difícil desprenderse aunque haya pasado tiempo desde su visionado, y eso suele ser una señal inequívoca de que la historia nos ha tocado en algún sitio profundo.