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Crítica: "Oso vicioso", por Jesús Caro

A finales del pasado año 2022 me enteré de la existencia de Oso vicioso, film inspirado en hechos reales. Poco tardé en documentarme al respecto. En septiembre de 1985, Andrew Carter Thornton II, experto paracaidista durante su permanencia en el Ejército de los EE.UU., y ex oficial de narcóticos de Lexington (Kentucky) reconvertido en contrabandista de drogas, falleció al saltar de un avión (le falló el paracaídas) sobre Knowville (Tennessee) mientras soltaba una bolsa de cocaína por valor de 15 millones de dólares. Un oso del bosque encontró la droga, la ingirió y se murió.


Tranquil@, no es ningún spoiler de la película, y sí, a mí también me da bastante pena por el animal en cuestión. El mamífero fue encontrado por un cazador y el médico forense encargado de la autopsia dictaminó que había fallecido de intoxicación aguda por cocaína. El cuerpo del oso fue disecado y sus restos permanecen en la tienda de curiosidades Kentucky Fun Mall, en el norte de Lexington, donde sirve de atracción turística en la ciudad. A nadie le debe pillar por sorpresa que el film sea la excusa de tomar como partida el suceso real antes narrado para mostrar a un oso bajo los efectos de la cocaína que siembra el terror a los visitantes y transeúntes que se encuentran en el bosque donde habita, representados éstos en su mayoría de manera caricaturesca. El problema principal de la cinta, dirigida de manera muy mejorable por Elizabeth Banks, es que no ofrece la diversión loca y desenfrenada que promete. Falta ritmo, pese a que en el film la selección musical sea destacable (Jefferson Starship, Jeffrey Osborne, Berlin, Depeche Mode) y, por momentos (bastantes), resulta aburrida.


Además, el oso, la estrella de la función, no tiene los suficientes momentos en pantalla para elevar el nivel del film y eso que, con diferencia, sus apariciones son lo mejor de todo el conjunto (a destacar la persecución de una ambulancia a ritmo del Just can´t get enough, de Depeche Mode; el comienzo de la cinta donde vemos al/la protagonista 'dando la bienvenida' a una pareja de turistas...). Oso vicioso carece de ser bestia, tiene algún momento inspirado, divertido y hasta gore, pero son tan pocos que el resultado final roza la decepción y está muy lejos de ser la chifladura esperada.