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Crítica: "Las niñas de cristal", por Paco España

Las películas del director gaditano Jota Linares son ásperas y amargas, pero están repletas de una intensidad y una oscura humanidad que las dan un sello personal nada frecuente. Quizás sea éste el motivo por el que las valoraciones que suelen tener sus películas son bajas, a pesar de la calidad de las mismas. La factura de sus propuestas es impecable, algo que ya se podía apreciar desde su etapa como cortometrajista en títulos como 3,2 (lo que hacen las novias), con Marta Hazas; Ratas, con Macarena Gómez; y Rubita, con Maggie Civantos, tres ejemplos que muestran la calidad de sus trabajos y la potencia de sus personajes femeninos, algo muy presente en todos ellos.


Las niñas de cristal nos sumerge en una compañía de danza clásica en la que existe una gran competitividad para ser la primera bailarina, y cómo unos ambiciosos personajes se aprovechan de otros para satisfacer sus ansias de poder y arribismo. En esa situación, se establece una relación muy especial entre Irene, la bailarina que es elegida para ser la primera, interpretada por María Pedraza (Amar), y otra del grupo de baile, Aurora, interpretada por Paula Losada, que, aunque es poseedora de una calidad innegable, la influencia negativa, tanto física como psicológica, de su madre, interpretada por Marta Hazas al más puro estilo de la madre de Carrie, la famosa película de Brian de Palma, hace que no se desarrolle ni personal ni artísticamente lo que su talento en la danza le permitiría. Ambas actrices hacen unos excelentes trabajos.


El reparto lo completan Olivia Baglivi (Libélulas), como la bailarina más competitiva, y dos actrices que suelen alcanzar cotas de calidad muy altas en sus trabajos como Ana Wagener (El reino), como la madre de Irene, y Mona Martínez (Adiós), como la fascinante, durísima y herida profesora de danza. Un reparto que nos permite disfrutar ampliamente de trabajos interpretativos magníficos. La película cuenta, además con amplias secuencias de danza, en ensayos y espectáculos, cuya calidad y fuerza traspasan la pantalla. Como aspecto ligeramente negativo, me parece que su duración, mas de dos horas y cuarto, no juega en favor de su desarrollo y que hubiera pedido un poco mas de síntesis para contar una historia marcada por la tragedia desde sus primeras secuencias. Este título se puede ver en Netflix.