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Crítica: "El triángulo de la tristeza", por Javier Collantes

Un título de una película, un título de un libro, una sensación, resulta por instantes que intuimos que nos vamos a encontrar en un film significativo o no, esto obedece a una proposición entre el espectador y la pantalla grande. Una película que canaliza un lenguaje cinematográfico, en cada segundo de su metraje. Cine para interiorizar, dentro de los cánones de unas palabras envolventes. A este ejemplo y presentación se corresponde El triángulo de la tristeza, fascinante, arrebatadora, directa, con un humor muy especial, película que consigue introducirnos en el espacio de una lucha de clases, una lección fílmica cuya sátira es conmovedora y cuya acidez no pasa desapercibida.


Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2022, dirigida con un pulso de cámara extraordinario por parte del cineasta Ruben Östlund -cuya carrera cinematográfica es una lección de pundonor en sus temáticas-, El triángulo de la tristeza nos conduce al mundo de la moda y los influencers, una pareja que llega a un yate de lujo cuyo capitán se niega a salir del camarote mientras sus pasajeros se debaten entre sus caprichos, deseos y cenas, y su tripulación se sitúa al borde del descontrol que se les avecina, un naufragio, una isla, una supervivencia, bajo el manto de la sorpresa. La dimensión escatológica, sus diálogos, la puesta en escena y sus referencias catastróficas, con escenas a modo de Titanic, sus planos, la fotografía, la banda sonora cobran tal importancia que la película se desparrama con buen acierto, un retrato capitalista, entre millonarios y la servidumbre, cuyas vacaciones en un barco conforman una provocativa definición y una exposición de arte moderno sin concesiones al espectador.


Con unas excelentes interpretaciones de Harris Dickinson, Charlbi Dean y, sobre manera, el gran Woody Harrelson, cuyas conversaciones con un millonario ruso son de tal magnitud que pasarán a la Historia del Cine como LA propuesta ideológica, triste y alegre de las clases sociales, El triángulo de la tristeza nos lleva y nos sacude, dentro una sociedad enfermiza e impactando secuencia tras secuencia, elevándonos a un triángulo de emoción, un relato apasionante conteniendo todo para llegar a una isla y sacar las miserias y las riquezas humanas en un naufragio de liberaciones, una maravillosa película de estilo visceral con sentido del ritmo narrativo cuyos afilados vértices se dejan ver.