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Crítica: "No mires a los ojos", por Paco España

He de reconocer, sin vergüenza pero con cierto pesar, que, debido a todo el tiempo que invierto en el visionado de películas y series, no he leído ninguna novela de Juan José Millás, a pesar de que me levanto los domingos para oírle en el programa de Javier del Pino, de la SER, porque me parece tan interesante todo lo que dice como la manera de decirlo. Precisamente, esta película está basada en su obra Desde la sombra, publicada en 2016. No mires a los ojos es una película extraña, nada convencional.


Sin apenas palabras, nos muestra como Damián es despedido de la ebanistería en la que trabaja, su reacción violenta, su forma de escapar, escondiéndose en el interior de un viejo armario cargado en una furgoneta y el largo periplo en su escondite hasta que los operarios le depositan en la vivienda en la que se ubica definitivamente. A partir de ese momento interactúa con esa familia, compuesta por un maduro matrimonio y su hija adolescente, sin que ellos lo sepan, aunque se intuya su presencia por uno de los habitantes de la casa. La interpretación de Paco León con el personaje de Damián también resulta chocante porque le vemos en un registro muy distinto al habitual. Una persona hosca, de pocas palabras, de actitud rectilínea, pero con unas curvas muy peligrosas que no son reconocidas por el propio personaje. A nivel interpretativo, el matrimonio interpretado por los magníficos Leonor Watling (Una pistola en cada mano) y Àlex Brendemühl (Akelarre), un periodista que representa lo peor de la profesión interpretado por Juan Diego Botto (En los márgenes), los jóvenes María Romanillos (13 exorcismos) y Marcos Ruiz (Las leyes de la frontera) con buenos trabajos, además de las breves apariciones de dos excelentes actrices, Susana Abaitua (El comensal) y Luisa Gavasa (Para entrar a vivir), y la más que curiosa aparición de Iñaki Gabilondo interpretándose a si mismo, hacen que este espectacular reparto mantenga siempre un nivel muy elevado en la calidad de la narración.


Las situaciones que se presentan ante los ojos del espectador no son nada convencionales, en ocasiones son realistas, en otras ensoñaciones, en otras fantasmagóricas, todo envuelto en un código de atractivo suspense. El espectador tiene que aceptar algunas situaciones que se aproximan a la inverosimilitud. Si lo hace verá una película curiosa que abre muchas puertas a debates interesantes. Su director es Félix Viscarret, autor de la interesante Bajo las estrellas, además de encargarse de dirigir varios capítulos de la serie Patria.