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Crítica: "Edén", por Paco España

Edén es el primer largometraje de Estefanía Cortés, directora con una dilatada carrera dentro de la creación audiovisual en la que ha tenido varias funciones en producción, dirección, guion y otras, destacando especialmente su trayectoria como directora de cortometrajes en la que destacan títulos como Moiré, Yerbabuena o Miss Wamba, cosechando gran cantidad de selecciones y premios. La directora cuenta para su debut en el largo con una actriz que parece encontrarse en un estado de gracia permanente como es Marta Nieto, con dos trabajos en su última etapa de gran calidad, como Tres, de Juanjo Jiménez, y Madre, tanto el corto como el largometraje, ambos de Rodrigo Sorogoyen. Y además nos encontramos con Israel Elejalde (Madres paralelas), Ramón Barea (Cinco lobitos) y el protagonismo de Charlotte Vega (La banda).


Resulta muy difícil contar nada del argumento sin desvelar cosas importantes, pero se trata de una propuesta minimalista, la mayor parte de la historia se centra en un mismo escenario, una casa moderna y austera, en la que predominan las líneas rectas, en mitad de la montaña, a la que los cuatro personajes acuden para una cuestión muy concreta, que les hará permanecer allí poco tiempo. Por esa concepción del espacio y los personajes, la película tiene una estructura casi teatral en la que priman los planos fijos, los silencios y las frases escuetas, pero también la intriga sobre todo por conocer el motivo por el que esos cuatro personajes están allí.


Se adivina un pasado traumático, problemático o desesperanzado en ellos, en el que podemos vislumbrar la pérdida, la autolesión o las tendencias suicidas, pero solo llegamos a conocer breves esbozos, porque lo importante es la manera en la que cada uno de los personajes interactúa con los otros tres y como interfieren en la sucesión de hechos tal y como estaban programados. El adjetivo que más puede definir el estado de ánimo del espectador al ver esta película es el desconcierto, pero al mismo tiempo también existe una enorme curiosidad por saber tanto el futuro como el pasado de aquellos enigmáticos personajes. Estefanía Cortés demuestra con su ópera prima que conserva el talento que ya comprobamos con sus trabajos cortos, que sabe mantener un tempo narrativo, muy especial en esta película, con un hilo muy fino y muy sensible a la vez, lo que pone de manifiesto que habrá que tenerla muy en cuenta en sus próximos proyectos.