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Crítica: "Rainbow", por Paco España

Cada vez que el director sevillano Paco León estrena alguno de sus productos audiovisuales siempre se crea una nube de polémica a su alrededor generada, con toda seguridad, por causas ajenas al propia producto cinematográfico o televisivo, más bien por su forma de ser y de mostrarse en sociedad, alejado de todo tipo de encasillamientos y encuadres. No hay cosa que más le moleste a la sociedad en la que vivimos que exista algo o alguien al que no sepamos en que estantería colocar. Tanto el propio creador como sus productos tienen esa característica, no tienen una estantería donde puedan encuadrarse, a no ser que dicha estantería lleve la etiqueta 'Productos de Paco León'.


Desde que se estrenó en el pasado festival donostiarra, y ahora con su estreno en Netflix, su versión de El mago de Oz sigue generando controversia, hasta el punto de que un conocido lugar de críticas en Internet, que tiene un semáforo respecto a las opiniones que generan los títulos allí analizados, se ha convertido en un auténtico arco iris, porque aparecen en verde las opciones favorables, en rojo las desfavorables y en amarillo las tibias, encontrándonos opiniones para todos los gustos y de todos los colores. En algún lugar he oído que se trata de la versión Queer (que se define como 'extraño' o 'poco usual', y se relaciona con una identidad sexual o de género) de la famosa película de Víctor Fleming protagonizada por Judy Garland. ¿Acaso aquella no era suficientemente Queer? Quizás el filtro de la época hizo que no fuera tan evidente.

Paco León es un creador de un talento innegable, del que no puedo sacarme de la cabeza su extraordinaria imitación-creación de Anne Igartiburu para el programa Homo Zapping. Una de sus principales características es la de mostrar en sus trabajos la diversidad humana, pero no solo sexual, también morfológica, cromática o de cualquier otro tipo, porque no hay cosas que haga parecerse más a los seres humanos entre si que sus propias diferencias. Rainbow es una película que, a pesar de lo heterogéneo de su obra, conserva la personalidad de su director, mostrándonos, en ocasiones de forma poética, otras más realista, aspectos de la sociedad en la que vivimos, como el trozo de plástico que es llevado por el viento hasta pararse en un coche que está a punto de ser usado como herramienta de suicidio en una de las secuencias más divertidas de la película, un plástico que puede recordar a las micro partículas de ese material que recorren nuestro flujo sanguíneo.


En otros momentos somos testigos de la intolerancia o la maldad pura interpretada maravillosamente por Carmen Maura, que recuerda a una mala malísima, pero no de película, de una realidad evidente, no es difícil reconocer a personas de esas características tan tóxicas que siempre tienen que estar machacando a otras, como es, en este caso, a la estupenda Carmen Machi. El protagonismo corre a cargo de la joven cantante, y debutante en cine, Dora Postigo, hija de Bimba Bosé y el músico Diego Postigo, acompañada por los estupendos trabajos de Ayax Pedrosa (Código emperador) como el hombre de lata, Luis Bermejo (El rey) como el espantapájaros, Wekaforé Jibril como el león miedoso y Hovik Keuchkerian (Antidisturbios) como padre postizo y sufriente. Rainbow es una película muy disfrutable, para lo cual solo es necesaria una condición: Deja todos los prejuicios en otra habitación.