script

Crítica: "La piel del tambor", por Paco España

La piel del tambor es la adaptación palomitera de la conocida novela que Arturo Pérez-Reverte publicara en 1995 con el mismo título. La película es una coprodución entre España, Italia y Colombia y tiene ese aire de producción ochentera multinacional en la que parece que los personajes van por libre, que unos no se entienden con los otros y el argumento avanza sin un criterio lógico, solo por que lo dice el guión. No se puede decir que sea una película mala, por que los aspectos técnicos están más o menos cuidados, pero dista mucho, muchísimo, de poder considerarse una buena película.


Trata de un cura 'cachas', incluso se le ve haciendo flexiones -¡ríete tú de sus abdominales!-, que es enviado por el Vaticano para investigar un sucio y sospechoso pelotazo urbanístico que está a punto de producirse en Sevilla, donde se encuentra una iglesia de fuerte raigambre popular que corre el peligro de ser derribada. Este sacerdote tiene el más puro estilo James Bond, ya que dispone de similar armamento y sex appeal, tiene licencia para matar y también para follar, al menos mientras se encuentre realizando las investigaciones encomendadas por su jefe, un cardenal tan intrigante como todos los demás que aparecen en la película. Pues ya tenemos todos los mimbres, un thriller de intriga, poder y corrupción política y eclesiástica que se desarrolla en lugares tan atractivos como Roma y Sevilla, con sus gotitas de acción y tensión sexual. El reparto es una auténtica torre de Babel en la que nos encontramos a los nacionales Amaia Salamanca (Por los pelos); la mejor de todos, Alicia Borrachero (serie Tiempos de guerra); Jorge Sanz, que no dice ni una palabra; Rodolfo Sancho (serie El ministerio del tiempo), que mejor sería que no las dijera; además de Unax Ugalde (serie La valla); Carlos Cuevas (serie Merlí); Y Joe Manjón (Mía y Moi). Dentro de los intérpretes internacionales, lo protagoniza el británico Richard Armitage (El Hobbit), acompañado por el estadounidense Paul Guilfoyle (No mires arriba), la irlandesa Fionnula Flanagan (Transamerica), el también británico Paul Freeman (La fiesta del chivo), además del actor multinacional -nacido en Rusia, francés de adopción y con muchos trabajos en España- Feodor Atkine (El silencio antes de Bach), con la brevísima aparición del legendario actor italiano Franco Nero (Tristana).


Lo dicho, toda una auténtica torre de Babel que intenta desarrollar una historia, en algunos momentos confusa, en otros previsible y en casi todos bastante inverosímil, al menos para el que escribe estas líneas, que no paraba de mirar el reloj en la sala de cine, aunque no puede considerarse fallida, porque responde a los objetivos de sus responsables, entre ellos su director, que también es guionista con otras ocho personas, el caleño (de Cali-Colombia) y de 68 años de edad Sergio Dow (conocido en su casa a la hora de la cena), aunque a mi me interesa entre nada y absolutamente nada, porque si pensamos que podría tener algo de progresión dramática o desarrollo de personajes seriamos unos ingenuos.