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Crítica: "Fall", por Javier Collantes

Existen películas que, con los puntos de luz sobre el 'basado en hechos reales' o basados en ideas, retoques, aventuras... ofrecen su particular visión respecto a historias que conmueven y te introducen en historias que emocionan, reacciones humanas desde la butaca del espectador. Sin comportar un análisis fílmico sesudo, quizás demasiado estricto, conforman, por lo general, un ejercicio de cine notable. En un caso similar, también con sus diferencias, se encuentra Fall, una película que, con modesta sencillez y ciertos efluvios de telefilm bien proyectado, amplia su capacidad sobre las expectativas del espectador que quedan garantizadas.


Entre la escalada, la supervivencia y la tensión acumulada a lo largo del metraje, su misión es más que suficiente para asistir a un relato que cabalga por la fina línea que separa el estar bajo control y las nuevas experiencias, en este caso del alpinismo a un ascenso de otra altitud. Dirigida por Scott Mann, con tono fácil y sin estridencias a partir de un argumento apasionante, la historia de Fall resulta potente, narrada de modo directo, sin marcar el efecto especial porque sí, sin razón, un vértigo incesante que te lleva a un final... Dos mujeres, Becky y Hunter, acostumbradas al alpinismo con mucho riesgo, sin miedo y rozando los limites, se lanzan a una nueva aventura tiempo después de un acontecimiento que les ha marcado: Una torre de telecomunicaciones abandonada, algo alejada de una localidad habitada, y su misión es ascender sus más de 600 metros de altura, con un impedimento posterior y enormes dificultades para descender, con multitud de riesgos para sobrevivir.


Con un argumento tan atractivo, la mejor virtud de Fall es entretener, extraer la pura adrenalina de dos protagonistas cuya amistad y momentos de intensidad máxima aportan efectividad en su conjunto, cine de altura en escena. Las dos intérpretes, Grace Fulton y Virginia Gardner, confieren a sus papeles, incluso y pese a trucos de efectos, credibilidad absoluta. Sobre una banda sonora apenas perceptible, y con una fotografía adecuada a sus escenarios, Fall se reivindica como un film que se puede ver, sin profundidades en su estilo ni forma, válido por su manera de mostrar una historia, y esto es loable en su ascenso y descenso por la torre del cine.