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Crítica: "El crítico", por Paco España

El canal TCM ha estrenado en octubre El crítico, documental de Juan Zavala y Javier Morales Pérez sobre el más famoso, temido, admirado, odiado crítico de cine que ha habido nunca en España, Carlos Boyero. El rodaje ha tenido lugar en la edición 69 del Festival de San Sebastián en el año 2021. Me ha producido una agradable sensación ver los lugares que conozco bien por los años que he estado allí acreditado y, además, me he divertido considerablemente viendo y oyendo los testimonios que se vierten de un crítico de cine que parece más una 'rock star' sin proponérselo que un analista cinematográfico. Reconozco sin ningún rubor que, en la tarea que tengo en cinenterate.com, uno de mis referentes ha sido siempre este irreverente crítico salmantino, ya que él opina desde la emoción, desde las sensaciones que le producen las películas que ve, y eso siempre me ha parecido muy interesante.


Hay otros críticos cuyos análisis son más profundos y posiblemente más atinados, pero después de leer su crítica no tengo claro si le ha gustado la película o no, y eso con Boyero no pasa. También es cierto que sus reflexiones pueden ser inadecuadas, ofensivas, machistas o simplemente equivocadas, como la que hizo en el programa de Carles Francino, en la Cadena SER, emitiendo juicios muy negativos sobre la plataforma Filmin, por lo que había visto una noche que había ido a casa de unos amigos dos años atrás, lo que obligó a intervenir a Jaume Ripoll, director de la plataforma para corregir ciertas afirmaciones que el crítico había arrojado a las ondas sin un conocimiento exhaustivo de lo que estaba hablando. Lo que sí tienen sus palabras y sus escritos es una enorme sinceridad, pero la sinceridad y la verdad no siempre tienen que ir de la mano, pero yo, al menos cuando leo una crítica de cualquiera, no pretendo saber la verdad sobre la película o serie de la que se habla, sólo pretendo saber la opinión de esa persona que es alguien que ha visto muchas películas en su vida y me merece cierta credibilidad, pero nada más. Boyero es un crítico de la vieja escuela y eso le permite presumir de hospedarse en los mejores hoteles y comer en los mejores restaurantes de ciudades como Cannes, Venecia, Berlín o San Sebastián. Sin embargo, cuando yo estuve en esta ciudad donostiarra en 2019, uno de los días, a la hora de comer, me compré un sándwich y una cerveza de la tierra, Keler. El tiempo acompañaba y me senté en un banco orientado hacia la ría, el Hotel María Cristina y el Teatro Victoria Eugenia, era un momento muy agradable. En ese momento pasó Boyero y le pregunte '¿qué te parecen las películas del festival?', me hizo un ostensible gesto de asco y dijo 'NA' mientras movía su cabeza de derecha a izquierda y viceversa, todo eso sin pararse ni disminuir la velocidad de su paso. Nunca supe si se refería a las películas o al que le peguntó.

Carlos Boyero se ha despedido este año de su actividad en festivales. A sus 69 años habla mucho del Alzheimer que ha afectado a varias personas de su familia y muestra un fatalismo que suena a despedida, por eso este documental se encarga de poner de manifiesto muchas de las caras, que no todas, de una personalidad compleja que ha hecho del cine su vida, probablemente la única vida que hubiera podido vivir, mostrando una persona muy vulnerable y, al mismo tiempo, pendenciero con el que contradice sus opiniones, aunque sean amigos, hiriente y categórico en sus afirmaciones, no exentas de ingenio. No es sólo un crítico de cine, también una persona fuera de su tiempo como cuando le enseña su teléfono a la joven de las acreditaciones para mostrar que no tiene posibilidades de conectarse a Internet, preguntándola '¿Conoce usted este modelo Alcatel que tengo?', a lo que ésta le responde: 'Sí, lo conozco, mi abuelo tiene uno igual'.