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Crítica: "Samaritan", por Jesús Caro

Estrenada el 26 de agosto en Prime Video, Samaritan supone el retorno a un personaje protagonista (sin que sea una secuela) del veterano actor de 76 años Sylvester Stallone, quien parece tener cuerda para rato. Esta cinta, que de una manera muy superficial podría incluirse en el género de 'superhéroes', es un drama urbano en el que un joven de 13 años, interpretado de manera eficiente por Javon Walton, sospecha que uno de sus vecinos, Joe (Stallone), es un superhéroe al que se dió por muerto hace ya 20 años al enfrentarse con su propio hermano (y villano) Némesis, también desaparecido.


La cinta, dirigida por Julius Avery, no cae en efectismos vacíos para deleite de los fans de la acción pura y dura, le presta más atención a la difícil situación de unos personajes de clase social humilde cuya situación es muy precaria: problemas laborales, económicos, delincuencia... y, ante semejante panorama, del todo desolador, se crea la necesidad de emprender la búsqueda hacia algún tipo de referente que dé esperanza y sirva de inspiración.


Samaritan no es, ni de lejos, un film innovador u original, de hecho utiliza una fórmula bastante clásica. Ello no desmerece el resultado de la misma. El carisma y la humanidad que desprende Stallone, la buena química con su joven coprotagonista, una dosis de drama bien llevada, una más que mejorable utilización de recursos para potenciar algún giro 'previsible' de guión y la solvente ejecución por parte de Avery de las espectaculares y vibrantes secuencias de acción del film (en especial de su tramo final), dan como resultado una cinta muy entretenida, sencilla y disfrutable.