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Crítica: "La maniobra de la tortuga", por Paco España

Tras el imponente relato social en su debut en el largometraje con Techo y comida, de la que también era responsable de su guion, Juan Miguel del Castillo da un giro de 180 grados para entregarnos un relato de suspense, acoso machista y corrupción policial basado en le novela homónima publicada en 2016 por Benito Olmo. No puedo decir que La maniobra de la tortuga sea una mala película, pero está muy alejada de la magnífica impresión que me dejó el título anteriormente citado. En esta ocasión, estamos ante un thriller policial con diversos asesinatos de jóvenes adolescentes latinoamericanas que son investigados por un agente atormentado por una situación personal pasada y que, en una de las ramas argumentales más atractivas de la película, establece amistad con una vecina sanitaria atormentada a su vez por la salida de la cárcel de una ex-pareja que intentó matarla.


La situación de esta mujer interpretada por la actriz habitual del director, Natalia de Molina -Goya a la mejor actriz por Techo y comida-, torturada por las llamadas telefónicas silenciosas y por la permanente sensación de tener la constante amenaza mortal a su espalda, es lo más interesante de la trama. La historia del policía atormentado que se mueve entre el fango de la corrupción policial en un alarde de honestidad profesional para redimirse de un pasado tormentoso está muy visto y resulta repetitivo. Uno de los factores más negativos de la película es la incompresibilidad de muchos de sus diálogos, al menos para el que suscribe. Se desarrolla en Cádiz y la mayor parte de los personajes tiene ese acento andaluz tan característico, el policía es español de origen francés y tiene ese acento, el personaje de Natalia de Molina es 'granaína' y las familias y entornos de las adolescentes asesinadas y abusadas tiene diversos acentos latinos.


Francamente, yo eché de menos unos subtítulos que me ayudaran a entender lo que se decía en muchas frases, que pasaron por mis oídos sin llegar a comprenderlas y, me consta, algunas de ellas eran muy necesarias para entender los distintos eslabones argumentales. En el reparto destacan Natalia de Molina, capaz de transmitir su enorme angustia aunque no se la entienda nada de lo que dice; el actor tardío de origen francés Fred Tatien, con un físico muy poderoso que recuerda mucho al actor español de origen armenio Hovik Keuchkerian; y Mona Martínez, a quien pudimos ver en Adiós, de Paco Cabezas. Se puede ver La maniobra de la tortuga como un digno intento, por parte del director, de introducirse en el cine de género y, aunque no se puede considerar fallida, dista mucho de ser acertada, por lo que su permanencia en la memoria del espectador tenderá a ser muy efímera.