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Crítica: "En otro lugar", por Paco España

Parafraseando a un conocido crítico de cine, que según la cadena de radio en la que vierte sus opiniones se le puede definir con una sola palabra -'tremendo', se podría decir de esta película, rodada en Cantabria, Liérganes y proximidades, algo como 'Me olía que era una majadería, pero confirmao'. Con el título de En otro lugar se ha quedado y es una pena porque, en primera instancia, tenia el sugerente título de Dos vacas y una burra que, al menos, sería mucho más recordado ya que el definitivo es impersonal y se olvida fácilmente. A mi se me ocurre otro título, Cantabria. Operación trinque, porque, probablemente, éste habrá sido el objetivo de sus principales responsables, trincar toda subvención disponible. No hay más que ver los nombres del Gobierno de Cantabria, Ayuntamiento de Santander y Año Lebaniego. El presidente Revilla estará encantado porque esta película 'Vende Cantabria por todos los sitios', como él mismo dice, pero entiendo que vender Cantabria no es solamente meter muchos planos desde drones para ver el verdor de los valles o utilizar grandes angulares, cuando no vienen a cuento, para dar más amplitud al fondo rural o urbano de los personajes. Cantabria también se vende mostrando que las administraciones responsables de gestionar los recursos para producciones audiovisuales son capaces de reconocer un proyecto interesante que muestre esta tierra de una manera que no sea ridícula ni calamitosa y que no insulte a la inteligencia, como es el caso.


La película se vende como una comedia romántica, pero carece de gags que hagan la menor gracia, al menos para el que esto suscribe. Por poner uno de sus mejores ejemplos de comicidad, en el comienzo de la película conviven dos de los personajes masculinos principales, uno de ellos gay, cuando éste último dice 'me dan ganas de ligarme a un rico y a tomar por culo', a lo que el otro responde 'nunca mejor dicho'. Este es el nivel. Si ha sido del agrado del lector le compadezco, aunque es posible que pueda disfrutar de la película cuyo guión es de una previsibilidad insultante y unas interpretaciones que producen vergüenza ajena, algo que no es achacable solamente a ellos, también a quien los dirige.


Encontramos en el reparto a Miguel Ángel Muñoz (100 días con la Tata), la actriz y modelo mexicana Esmeralda Pimentel, Pablo Puyol (Servir y proteger), Litus (de la orquesta de Late Motiv), Adriana Torrebejano (Cuerpo de élite), y los más entonados, quizás por su veteranía, Mario Pardo (La fuga de Segovia) y Mamen García (Señoras del (H)ampa), único personaje con un poquito de gracia. El director Jesús del Cerro realiza sus comedias entre España y Rumania, país en el que trabaja frecuentemente. Uno de los últimos títulos que ha realizado allí se titula Miami Bici, película que desconozco y no tengo el menor interés en conocer. En los títulos de crédito finales también aparecen las siglas TAI, que corresponden a la Escuela Universitaria de Artes de Madrid, adscrita a la Universidad Rey Juan Carlos desde 2012, siglas con las que me encuentro frecuentemente en mis labores de seleccionador para un festival de cortometrajes y cada vez que las veo me entran sudores fríos y se me eriza el vello de la piel, por la baja calidad de los productos que suele enviar, algo que no dice mucho ni de la exigencia ni del proceso de selección de la escuela de cine madrileña. Por estos motivos, me sentí estafado al acudir a ver esta película, no tanto por los euros de la entrada, sobre todo por las dos horas que podía haber utilizado en millones de actividades más interesantes que estar viendo esta sandez.