En Netflix se puede ver Dos, curiosa película española de 71 minutos. Mar Targarona, su directora, lo es también de largometrajes que han tenido más relevancia que valor intrínseco como es el caso de Secuestro, con Blanca Portillo y José Coronado, y El fotógrafo de Mauthausen, con Mario Casas. Ahora nos llega una curiosa propuesta de la que se agradece que, si no puede contar más, se termine y no esté mareando la perdiz durante 20 minutos para llegar a los consabidos 90 que se consideran el estándar en duración cinematográfica. De hecho, hemos visto recientemente dos maravillas de película con una duración de 72 minutos: la belga Un pequeño mundo y la francesa Petite Maman, que son capaces de contar con solidez y eficacia una historia perfectamente desarrollada y terminada. La película no es una maravilla, pero sí resulta curiosa.
Dos personas, desconocidas entre si, amanecen una mañana desnudos sobre una cama, unidos quirúrgicamente por el abdomen. Tras la normal zozobra inicial en la que su propia desnudez pasa a segundo término, porque el problema en el que están metidos es mucho más serio que tener su piel en contacto permanente con la de otra persona desconocida, entran en un proceso en el que intentan saber dónde están, quién les ha puesto en esta situación, por qué lo ha hecho y cómo podría separarse para llegar a escapar. La compleja situación en la que se encuentran plantea secuencias con cierto contenido cómico, como la que necesita orinar tras despertarse, pero rápidamente entramos en una situación hitchconiana al tratarse de dos personas corrientes en una situación excepcional.
El espacio en el que se desarrolla la acción es teatral, ya que la mayoría del tiempo lo hace en la habitación en la que despiertan, y solamente, excepto la breve intervención del actor vasco Kandido Uranga (Intemperie), aparecen los dos únicos protagonistas, el estupendo actor barcelonés Pablo Derqui (María y los demás) y la también catalana Marina Gatell, actriz que lleva 20 años interpretando pequeños papeles en películas como Pa negre y muchas series como La cocinera de Castamar, en un trabajo con la exposición que supone la desnudez de ambos en absolutamente todo el metraje. Dos no va a ser un trabajo que quede para los anales del cine, pero es una propuesta que no cansa por su corta duración y por la originalidad suficiente para ser visionada con cierto interés, aunque el final deje al espectador un tanto 'frío'.