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Crítica: "Pleasure", por Javier Collantes

En las diferentes corrientes del llamado cine erótico y el cine porno se han obtenido diferentes calificaciones, distintos puntos de vista, éxitos y fracasos, en unos terrenos de películas que, por alejados cauces, se han calificado como cine menor o cine no tratado por las vertientes de otra clase de cine ya que el cine porno ha sido desprestigiado por momentos, pasado el tiempo, un género con títulos desastrosos o relatos de cierto culto para los seguidores de algunos de ellos. En momentos de tiempos correctos se estrena Pleasure, temática del cine porno en una salida realmente seria de las profundidades de esta industria, una que casi nunca ha entrado en crisis y que ciertamente tuvieron más amplitud de éxitos en su espectro comercial.


De nacionalidad sueca, y dirigida por Ninja Thyberg, Pleasure aborda la historia con un tratamiento serio, con conocimiento, y a mucha distancia de otras películas que lo suavizaron y sin entrar en materia. 'Placer' nos ofrece un estimulante y genial estudio de dicho género, sin juzgar, presentando, desde el ángulo femenino, las diferencias y perspectivas de hombre y mujeres durante la máquina de rodar y presentar qué existe en dichas películas. Con un tratamiento real, duro, crudo, deshumanizado, se retrata el poder de la industria pornográfica, el desengaño, como estudio sociológico, dramático, sin cargar las tintas, un relato que, a modo de bisturí, nos acerca a una joven que se marcha desde su pueblo a Los Angeles para intentar convertirse en pornostar.


La película refleja ese camino tortuoso, lleno de dificultades, un prisma de rodajes, festivales, redes sociales, amistades, decepciones, un brutal escenario de competitividad, sin apenas fin. Dirigida con un pulso narrativo de acierto sobresaliente, y con una excelente banda sonora, Pleasure entrega un desolador y brutal relato, una visión de dominio, sumisión, poder... con una destacada Sofia Kappel en la búsqueda del triunfo que te deja, por instantes, sin palabras, una película incómoda, impecable, ¡por fin!, sobre un mundo cinematográfico descrito sin cortar nada, una película digna de ver, tan realista como magnífica, sin silencios y sin hipocresía, una oportunidad de ver más allá de su propia condición, todo un hallazgo de muy buen cine.