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Crítica: "Benedetta", por Javier Collantes

En terreno religioso, el cine ha tratado y continúa haciéndolo obras fílmicas magníficas pero también simplemente trozos de una parte narrativa con los efluvios del biopic al uso, cine importante desde muchos puntos de mira, cine con construcción en grandeza a partir de una premisa, ¿qué desea contar?, ahí se encuentra el dilema, estilo, tonos formales y las presumibles polémicas. A este último ejemplo se corresponde Benedetta, film dirigido por Paul Verhoeven, cineasta controvertido en sus diversos puntos de cámara e historias a la hora de transmitir en imágenes relatos comprometidos y cargados de mucha dinamita cinematográfica.


Benedetta, basada en el libro de Judith C. Brown Immodest Acts: The life of a lesbian nun in Renaissance Italy, traslada a la gran pantalla el fruto de un relato compuesto de conspiraciones, thriller y humor en una simbiosis de minimalismo transgresor con una supuesta puesta a punto de tonos provocativos sin conseguir su misión. En su argumento, en teoría interesante, nos conduce a la Italia del siglo XVII. Benedetta llega al convento de Pescia (Toscana) asegurando hacer milagros desde que era joven. El relato gira en torno a la sexualidad en el convento, las visiones, los estigmas, los actos místicos, el amor divino, al amor humano... y su presencia se encuentra con Jesús, en la Italia de la Contrarreforma del siglo XVII. Lujuria, deseo carnal, interiores, diálogos cargados de juicios de valor, lesbianismo, relaciones, Jesús, secuencias digitalizadas que no producen sensaciones... Sin embargo, su inicio, sus primeros 20 minutos de metraje, mantiene cierto interés, para pasar después a ser un relato enquistado, pesado y de un exceso en la duración del film con algunas secuencias logradas, fundamentalmente, por los registros interpretativos de Virginie Efira, una Charlotte Rampling excepcional, Lambert Wilson, una Daphne Patakia asombrosa...


Todo esto no es suficiente para mantener el clímax ni captar sus visiones, una historia de amor en una película de diseño, con escasa pasión, filmada a golpe de escaparate bonito, sin llegar a meternos en su piel ni conducción final, irregular en su puesta de ritmo narrativo, una fotografía aceptable, una banda sonora apenas perceptible... Benedetta se presenta como un cuadro sin acabar de convencer sus pinceladas, cine distante al convento de santas y abadesas, la esencia que podría haber sido, estudio emocional en las miradas protagonistas, un lugar de respuesta de la creencia, el deseo, la verdad... o la invención de Benedetta...