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Crítica: "Xtremo", por Paco España

La plataforma Netflix ha incorporado este título del debutante Daniel Benmayor, escrita por Teo García, que también ejerce como actor protagonista de la historia. Básicamente se trata de una historia de venganza, un personaje al que han eliminado su familia, es dado por muerto sin estarlo y retorna con toda la intención de cobrarse cumplida venganza de quien mató a su familia y casi a él mismo. Como se puede comprobar, no es la originalidad la mayor de sus virtudes y teniendo en cuenta que Max, así se llama el personaje que busca venganza, es experto en artes marciales, no nos hace falta mucho para relacionar esta película con el virtuoso título surcoreano de Oldboy, pero cualquier similitud entre ambas es pura coincidencia, no llegando a alcanzar cotas ni mínimamente cercanas a la propuesta asiática, ni en intensidad y profundidad de la historia ni en el virtuosismo de sus coreografías de lucha. Pero sí es cierto que Xtremo sólo busca ser un producto de puro entretenimiento, basado en la violencia física y el asesinato masivo de personas y en ese propósito no se le puede negar su eficacia.


Se pueden contar por cientos los figurantes a los que se les dispara en la cabeza, se apuñala en el tórax o se le quiebra algún miembro, y cuando digo miembro me refiero a cualquier extremidad inferior o superior, todo ello acompañado por su consiguiente efecto digital de imagen y de sonido, aunque nunca he entendido ese efecto de sonido metálico que surge cuando un arma blanca se introduce en un cuerpo humano, dando la impresión que es a un robot de metal al que se apuñala y no a una persona de carne y hueso. Si se obvian estos pequeños detalles, y el que el asesinato de una persona conlleva un gran sufrimiento por parte de sus seres cercanos porque se supone que pueden tener padres, posiblemente hermanos, pareja e hijos y a todos se les va a infligir un gran sufrimiento, la propuesta es eficaz. Este tipo de películas tratan a las personas como figuras de videojuego sin ningún tipo de profundidad, banalizando el asesinato y haciendo del festival de sangre y violencia el gran el espectáculo, algo similar a lo que realiza el director norteamericano Quentin Tarantino, salvando las notables distancias.


Xtremo es honesta en este sentido, desde el principio nos propone lo que va a hacer el resto del metraje y lo cumple, con una calidad técnica notable y una música del compositor de moda Lucas Vidal, aunque en las coreografías se lucha se nota excesivamente la planificación para que cada luchador intervenga y sea eliminado en el momento justo. El interés por las buenas interpretaciones es muy escaso como demuestra (a continuación hago un par de spoilers) la rápida eliminación del personaje de Juan Diego y la breve intervención, también por eliminación, de Luis Zahera, que son los que mas nivel interpretativo contienen, quedando la película en manos de la inexpresividad de Teo García, la inmadurez de Óscar Casas (el hermano de Mario), las caras mas bestias de Óscar Jaenada (Camarón) y Sergio Peris-Mencheta (Capitán Trueno y el Santo Grial), la aportación femenina de Andrea Duró (Píxel Theory) y el exotismo de Alberto Jo Lee (serie Anclados). Pero la película da lo que ofrece, mamporros a tutiplén y 'Hostias –con H-' hasta hartarse.