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Crítica: "Nomadland", por Javier Collantes

Con su puesta en escena en imágenes, existen películas, relatos y vivencias cuya visión dibuja experiencias o pensamientos, el cine como lugar de palabras y trasmisión de valores en el entorno del ser humano, cine más personal creado desde las entrañas, directo, sin trucos finales, lección narrativa de la película en cuestión, Nomadland.


Con un acierto casi 'silencioso', Chloé Zhao conforma una película basada en la novela de Jessica Bruder Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century (País nómada: Supervivientes del siglo XXI), una adaptación de la letra impresa en pantalla que resulta un poema arrollador, una obra fílmica casi magistral en sus tonos reflexivos.


Dirección impecable, banda sonora sobresaliente de Ludovico Einaudi, fotografía espléndida de Joshua James Richards en una paleta de colores que muestra parte de este texto narrativo y va más allá de los lugares... Nomadland nos cuenta el drama y la crisis económica a través de una mujer que lo pierde todo y recorre todo el país.


Un cambio de vida, una opción fuera de la sociedad convencional, un viaje con trabajos diferentes en la búsqueda de su lugar. Paisajes, gentes, conversaciones, paisajes... un magnífico encuadre de la melancolía y sus espacios abiertos, una película de alto nivel cinematográfico nominada a seis Oscar ya con diversos premios de prestigio.


Más especial aun por Frances McDormand, magistral en cada fracción de su interpretación, el gran guión de Nomadland es un itinerario para no olvidar y volver, el recuerdo sin olvido ni despedidas y el reencuentro con uno mismo y los demás, un regreso a la esperanza que, sin lugar a dudas, será la ganadora de los Oscar con paso triunfal.