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Crítica: "A teacher" (serie de tv), por Paco España

Es evidente que las series están viviendo su época dorada. Además, esta situación relacionada con el coronavirus y el confinamiento ha hecho que se sitúen en un plano absolutamente preponderante dentro de los contenidos audiovisuales. El problema para el espectador puede ser la elección que realiza entre una oferta tan interesante y numerosa, teniendo en cuenta, además, que el visionado de una serie requiere una inversión de tiempo personal muy superior a una película. Por este motivo, cada persona tiene que elegir, entre toda la oferta disponible, la serie que más le llame, atraiga o que crea que le merezca la pena la inversión de ese tiempo. Además, en cuanto a las series se produce un curioso fenómeno: las recomendaciones suelen ser bastante más efusivas que las de las películas y las expresiones 'tienes que verla' o 'no te la puede perder' son más frecuentes. De esta serie lo primero que me atrajo fue su cartel y después su sinopsis, en la que hablaba de una relación sentimental entre una profesora de un college preuniversitario con uno de sus alumnos.


Además, otro elemento de atracción fue su protagonista, la menuda, pelirroja y gran actriz Kate Mara, vista recientemente en El escándalo Ted Kennedy o Marte, dirigida por Ridley Scott, que además es productora ejecutiva. Esta ficción está creada, producida, escrita y dirigida por otra mujer, Hannah Fidell, que dirigiera una película del mismo título en 2013. La serie, que figura entre los contenidos de HBO desde el pasado mes de noviembre, consta de 10 capítulos de 25 minutos y juega con habilidad con las herramientas de la narración cinematográfica, por ejemplo el uso de las elipsis es muy notable. Se producen numerosos fundidos a negro, algo poco habitual, durante la narración en los que hay saltos temporales y tiene que ser el espectador el que, con la información de la que dispone y usando su propia lógica, tiene que rellenar lo que ha podido ocurrir en ese lapso de tiempo. Otras elipsis, aún mayores, se producen entre un episodio y el siguiente, entre los que trascurre mucho tiempo y que se tienen que ir reconstruyendo según se va desarrollando el episodio.


Esta forma de narrar pone al espectador en una situación preponderante, además de tratarle como una persona inteligente, sin mostrarle todo, dejando espacio para la creación de su propia versión de la historia. El trabajo de los protagonistas principales es notable. Además de la mencionada actriz consagrada Kate Mara aparece el joven, no tanto como su personaje, Nick Robinson, con una larga carrera a pesar de su juventud, le pudimos ver en Jurassic World, La quinta ola o Con amor, Simon. Como es fácil suponer, los aspectos morales de la historia son muchos y muy discutibles, pero ese es un melón que no voy a abrir. Eso le corresponde a cada espectador que quiera acercarse a esta historia, porque, como es fácil de adivinar, la serie no toma partido ni se permite mostrar a personajes buenos y personales malos, ni acciones adecuadas frente a otras inadecuadas. Cada espectador, que además ha tenido parte activa en el visionado de la historia, deberá posicionarse desde el punto de vista ético, algo nada fácil, pero que puede resultar apasionante.