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Crítica: "Las brujas (de Roald Dahl), por Javier Collantes

A modo de género propio, y por ende de la estructura narrativa de una obra literaria, el cine moldea las palabras en imágenes y nos entrega, en esta ocasión, la denominación del relato sobre brujas. En un extenso número de films se proyectan temas de brujas, apariciones, escobas y demás utensilios, personajes que obtienen el favor del espectador y cuya referencia es el miedo. Las brujas (de Roald Dahl) es un nuevo remake de una película dirigida en 1990 por Nicholas Roeg, ahora bajo la mirada del sensacional Robert Zemeckis (Forrest Gump, Regreso al futuro) junto a la producción, entre otros, de Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón.


Las brujas (de Roald Dahl) ofrece un entretenida visión del mundo de las brujas, más propio de la idiosincrasia de Zemeckis pero con toques compositivos y tonos personales de ambos cineastas mexicanos. Como si de un muy presentable espejo de cine se tratase, la película nos conduce a las películas de los años 80-90 para relatarnos un argumento de cuento tenebroso. Un niño huérfano, a finales del año 1967, se va a vivir con su abuela, una relación de familia con la que cubrir el vacío de la ausencia de una madre fallecida en la que interactúan las brujas que, con dulces y chocolate, buscan convertir a los niños en ratones.


Con una dirección impecable, una acertada fotografía con luz y colores, una banda sonora sobresaliente con acordes que recuerdan al compás de porciones mágicas, la película cuenta además con unas interpretaciones de notable nivel. Destacan la excelente actriz Octavia Spencer y la 'Gran Bruja' Anne Hathaway que muestra su categoría incluso con ese maquillaje. Sobre la frase 'vamos a jugar a la comedia shakesperiana', el entramado del film es un hechizo excelente con brujas calvas y dedos largos. Sin ser pretenciosa, Las brujas (de Roald Dahl) en un dulce e imaginativo paseo de tarde por lugares fantásticos con seres transformadores.