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#YoVoyAlCine, por Luisma Lostal

Evidentemente, en mi tierna infancia las primeras visitas al cine fueron para ver películas de Walt Disney: Blancanieves y los siete enanitos (1937), Fantasía (1940), Bambi (1942) o La Cenicienta (1950). Recuerdo, levemente, haber visto nuestro Garbancito de la Mancha (1945), aunque realmente no sé si fue en cine o televisión.


Lo que sí que está claro es que la primera película de acción real que recuerdo haber visto en mi infancia (en un cine de Madrid), y me impactara de verdad, fue la estupenda Tarzán de los monos (1932), de W.S. Van Dyke, protagonizada por Johnny Weissmüller (para mí el mejor Tarzán que ha existido), la guapa y sexy Maureen O’Sullivan (como Jane Porter), Neil Hamilton y el gran C. Aubrey Smith. Película y saga (la de Tarzán) que me encantó desde entonces y que, incluso, puede que la novela original de Edgar Rice Burroughs (de la que poco se basa la película de 1932) se convirtiese también en el libro que más he disfrutado en mi vida.


Para el recuerdo en mi memoria, entre otros muchos momentos memorables, las secuencias de los porteadores cayendo al abismo del precipicio del monte Mutia y, sobre todo, la lucha de Tarzán con el gorila en el poblado de los pigmeos. Un clásico... y una película inolvidable, en glorioso blanco y negro, antes de la censura del código Hays.