Trascurridos muchos años del famoso Mayo del 68, el cine nos ofrece otras oportunidades para saber qué acontecimientos tuvieron lugar en aquel momento y en aquel lugar: 3 de mayo de 1968, las fuerzas del orden entran en La Soborna para desalojar a 300 estudiantes reunidos en protesta contra el cierre de la Universidad de Nanterre. Huelgas y protestas, ambiente de confrontaciones y violencia en una ciudad donde la luz se apagaba.
Interpretada por Michel Piccoli y Miou-Miou, Milou en mayo (1990), de Louis Malle, nos presenta a una persona que vive con su madre en una casa de campo. Cuando ella muere, y con la asistencia de todos los parientes al funeral, las miserias de cada miembro de la familia empezarán a aflorar. En tiempo de revueltas estudiantiles, Malle construye una historia apasionante, con un particular sentido de acidez, desde el punto de vista fílmico.
Desde la sencillez secuencial, Malle propone un retrato costumbrista, crítico hacia una parte de la burguesía intermedia francesa. Con una mirada ecléctica y rompiendo la normalidad establecida, en el fondo, Milou en mayo resulta arriesgada y se transforma en un extenso retazo de una parte del universo familiar, miseria humana incluida, dibujando una zona perforadora de lo político y de lo social en conjunto desde una distancia efectiva.
Además de las excelentes interpretaciones de la pareja protagonista, el film destaca por su carácter de cine combativo para construir su escenario en un lugar que recibe los impactos emocionales, mientras las cosas intentan cambiar. Entre Luis Buñuel y Jean Renoir, Milou en mayo parte de una simetría equilibrada para levantar los valores de una película digna, un cine significado y comprometido con las circunstancias en el tiempo vivido.