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Confinamiento de serie: "Vida perfecta", por Paco España

Vida perfecta, que se puede ver en la plataforma Movistar+ y consta de ocho episodios de 26 minutos, está creada por la realizadora y actriz catalana Leticia Dolera, directora también de parte de los episodios, función que comparte con otras dos cineastas muy competentes como son Elena Martín, responsable de Julia Ist, y Ginesta Guindal, codirectora de la serie Drama. La serie está co-escrita por ella misma y el multifacético titiritero de origen galaico canario Manuel Burque. Dolera ya mostró sus habilidades como directora en el largometraje Requisitos para ser una persona normal y en varios cortometrajes como Lo siento, te quiero  y A ó B. Su labor al otro lado de la cámara le ha reportado varios premios, además de crear una imagen icónica del cine español como novia ensangrentada portando una descomunal sierra mecánica en [REC]3: Génesis, de Paco Plaza, aunque creo que su labor en la escritura y dirección es superior a su labor como actriz.


Hay aspectos que me parecen menos interesantes en esta realizadora, como es un cierto aire egocéntrico y una posición pública feminista que le está reportando ser el blanco de las iras de posiciones antagónicas en este tema. Sin embargo tiene una gran capacidad en la creación y en la escritura de historias esencialmente humanas, llevándolas a imágenes con un acierto considerable. Además de estas virtudes tiene otra fundamental para llevar al éxito sus propuestas audiovisuales: saber rodearse de profesionales de gran calidad en cada uno de los puestos, como se demuestra en la elección de las dos co-directoras de la serie, además de sus compañeras en el protagonismo interpretativo, aunque su elección no ha estado exento de polémica por la no elección para un papel de una actriz embarazada.


Como en todas las ficciones, se tiene que intentar enganchar a los espectadores en los primeros minutos y Vida perfecta comienza con una secuencia en la que mezcla las pretensiones vitales del personaje principal con una comedia de alto contenido escatológico, tan del gusto de la realizadora y de la idiosincrasia catalana en general, como se puede ver en un trabajo de tres minutos que protagonizó titulado Cucharada, de Alejandro Marzoa. Evidentemente, el título de la serie es una ironía de lo que realmente cuenta y que se refleja en el propio cartel y al comienzo de cada capítulo, mostrando un fotograma cabeza abajo, que representa que la perfección prevista no se parece en nada a la situación real, algo que se parece mucho a lo que ocurre en la realidad.


La historia resulta atrayente para el espectador porque la serie sabe construir unos personajes, cuya trayectoria se quiere seguir conociendo. Esta situación también se da por los trabajos interpretativos de calidad, como es el caso de Axia Villagrán, hermana de Julián, con un personaje inundado de dudas existenciales y de gran humanidad; de Celia Freijeiro, cuyo personaje podría pertenece al club de Malas madres; además de un excelente trabajo, una vez más, de Enric Auquer; de Manuel Burque, que interpreta, con gran eficacia, un papel muy sobrio, opuesto a sus trabajos habituales; y el acierto en la construcción de papeles breves como es el caso de David Verdaguer, Carmen Machi, Fernando Colomo y, sobre todo, Pedro Casablanc. Vida perfecta es una inversión tiempo de algo mas de 200 minutos que sugiere unas reflexiones interesantes, en clave de comedia, sin desdeñar momentos de intensa emoción, parte de los cuales monopoliza Auquer con su trabajo.