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Crítica: "Navidad sangrienta", por Javier Collantes

Navidad, dulce, Navidad... Navidades blancas... Una larga lista de títulos se ambientan en estas fechas tan entrañables... El cine, como siempre, se ha encargado de crear historias maravillosas en torno a la Navidad y, a veces, el terror, en sus diferentes modalidades, ha sido también protagonista. Además, desde hace años, el remake se ha implantado de forma natural y, ahora, un clásico del doble género de terror navideño visita las pantalla de las salas de cine.


Esta vez, Navidades negras, un film de 1974 excelente que ya tuvo también otra versión que pasó sin pena ni gloria. La original es objeto de una nueva revisión, pero, en esta ocasión, dirigida y protagonizada por mujeres. En la Universidad de Hawthome, lugar que cerrará sus puertas por las vacaciones de Navidad, una hermandad femenina se encuentra preparando una fiesta cuando un asesino con máscara comienza a matar una a una a sus 'miembras'.


La unión e investigación de todas las chicas será un detonante de misterio y lucha hasta intentar salvar sus vidas. Esta nueva versión es un relato del típico psicópata de los films enredados en el más puro terror que, en otros tiempos, tenían mayor peso en su puesta en escena, salvo, como siempre, algunas excepciones. En esta nueva propuesta destaca la más atroz misoginia, hermandades machistas, con tonos de magia y maldad, pero el relato se diluye casi desde el principio.


Aunque en su inicio plantea buenas intenciones, después se queda en eso y el resto es un maratón de terror de baja categoría donde sus diálogos y banda sonora envuelven sólo sustos de baja estofa. Si añadimos las penosas interpretaciones y una dirección de baja intensidad, Navidad sangrienta bordea el ridículo caligráfico en un texto que, resultando entretenido, se pelea con una coreografía infantil a años de la original pese a un planteamiento prometedor.