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Crítica: "Amazing Grace", por Javier Collantes

El documental comparte origen remoto con el séptimo arte, documento con zonas de realidad o visiones de la esencia en la naturaleza en ambos sentidos, un gráfico en imágenes a modo de exposición en un género cinematográfico de historias vivas, a pesar del paso del tiempo, memoria que el cine conserva a modo de archivo fílmico. El documental cada vez cobra mayor importancia... y excelentes trabajos audiovisuales son referentes dentro del lenguaje cinematográfico.


Se añade, además, el documental musical como exponente de grupos, solistas, vidas y música en definitiva, básica para escuchar, ver y sentir, conciertos que se han celebrado en escenarios de todo el mundo para disfrutar a través de la pantalla grande. Amazing Grace, documental del concierto gospel de la genial Aretha celebrados en 1972 en una iglesia Bautista Misionera, memorable recital grabado para la posterioridad como complemento a su homónimo disco más vendido.


Concebido por Sydney Pollack y culminado por Alan Elliott, Amazing Grace es un documental musical que pasará a la Historia del Cine como una maravilla en todos los sentidos, una película que emite, en cada nota musical, letra y voz, una serie de vibraciones majestuosas que, con la presencia y actuación de Aretha, evidencia su condición de Reina del Soul, una gran voz tan emotiva, espiritual y asombrosa en cada plano, gesto, mirada... que vuelve a subirse al escenario 40 años después.


Con un montaje en crudo, sin apenas elementos técnicos, un documento excepcional y maravilloso que retrata el transcurso de esos dos días: el padre de Aretha, la presencia como espectador de Mick Jagger, la ceremonia religiosa y musical... una extraordinaria cita outsider llena de emociones que en cada canción se eleva hasta la eternidad. Amazing Grace, humanidad y palabras en la inmensidad de una obra de arte, una obra de culto musical y cinematográfica.