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Crítica: "La influencia", por Paco España

La influencia es el primer largometraje del tarraconense Denis Rovira, tras una larga trayectoria internacional en el terreno de la publicidad y del exitoso y muy destacado cortometraje, nominado al Goya en 2011 y protagonizado por Celso Bugallo, El grifo. Gustará a los amantes del género y a los que disfrutan con el territorio común por los que suelen discurrir este tipo de películas. Hay brujería, posesiones, niñas intranquilizadoras, fantasmas del pasado, todo ello en un casoplón decimonónico, muy al uso y gusto de estas películas.


Hay golpes de efecto sonoros, puertas que se cierran bruscamente (y no es por la corriente de aire), fallos en el suministro eléctrico, en definitiva, todos los elementos que suelen estar presentes en una película de este tipo. Por el contrario, si el espectador busca un nuevo replanteamiento del género, que explore caminos diferentes, al estilo de la reciente producción norteamericana Nosotros, se verá defraudado. El único punto en común que pueden tener ambas propuestas es el peso de la acción, en ambas está en un poderoso matriarcado, pero fuera de esto no puede apreciarse ninguna otra convergencia.


Lo que sí luce en La influencia, aunque no brille de una manera especial, es su reparto, encabezado por Emma Suárez, una de las mejores actrices que tenemos en España y que puede hacer el papel que se proponga, aunque en este caso, su aspecto juvenil no favorece a la abuela maligna que interpreta. Una actriz que lleva haciendo cine desde hace 39 años y de cuya trayectoria es muy difícil destacar algún trabajo, aunque puede brillar especialmente La ardilla roja de Julio Medem, El perro del hortelano de Pilar Miró, Julieta de Pedro Almodóvar o Las hijas de Abril del director mejicano Michel Franco.


Otras actrices del reparto son la omnipresente Maggie Civantos (La pequeña suiza, Antes de la quema), haciendo gala, una vez más, de su versatilidad, Manuela Vellés, una actriz joven con trabajos muy destacados (Caótica Ana, Camino, Secuestrados, La novia) y la niña Claudia Placer, que ya aparecía en otro titulo del género aunque mucho más interesante, Verónica. El único papel masculino, aunque puramente ornamental está a cargo del musculado Alain Hernández, al que pudimos ver en El fotógrafo de Mauthausen, Solo, Plan de fuga y en la estimable El rey tuerto. La influencia no defraudará, pero tampoco entusiasmará, algo que puede ser una virtud y también un defecto, todo depende de cómo se mire.