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Crítica: "Entre dos aguas", por Paco España

Ganadora de la Concha de Oro en el pasado Festival de San Sebastián, esta película nos habla del reencuentro de dos hermanos, Isra y Cheíto, de los cuales ya conocemos sus andanzas gracias a otro título igualmente emblemático de la música flamenca, La leyenda del tiempo (2006), también dirigido por Isaki Lacuesta. Isra, el principal protagonista, sale de cárcel tras una condena por narcotráfico y Cheito acaba de desembarcar después de una larga misión en Somalia de la marina española.


Dos trayectorias aparentemente antagónicas de dos jóvenes que intentan salir de un pasado difícil, donde el asesinato violento de su padre, sigue marcando su presente y posiblemente su futuro, especialmente el de Isra, que lucha denodadamente por volver a recuperar la relación con sus tres hijas pequeñas. La apariencia de Entre dos aguas es totalmente documental, aunque la historia de la que estamos siendo espectadores es ficción, con guión del propio director, además de Isa Campo y Fran Araújo. Los diferentes aspectos que vemos en la película crean una realidad ficcionada en la que es difícil saber cuales están presentes en la vida real de los personajes y cuales son fruto del guión cinematográfico, por lo que podemos entender que si una parte es ficción todo el conjunto lo es.


Israel Gómez Romero, el protagonista, no es actor profesional, pero el magnetismo natural que desprende en (casi) todos los planos en los que aparece transmite una emoción y una empatía notable hacia su situación y sufrimiento. Las bellas imágenes de la luz, el paisaje y el paisanaje de La isla de San Fernando en Cádiz, lugar en el que se desarrolla la historia, tienen un protagonismo permanente en pantalla. La excesiva duración de la película (136 minutos), por una clara deficiencia en la síntesis de lo narrado, supone un lastre que causa cierto cansancio en el espectador.


Este director catalán, que ya fuera Concha de Oro en San Sebastián en 2011 por Los pasos dobles y que estuviera presente en Santander en el festival Corto y Creo en 2016 presentando uno de sus títulos más definibles como ficción -La próxima piel (protagonizado por Emma Suárez, Alex Monner y Sergi López)-, se caracteriza por realizar producciones con un presupuesto significativamente inferior a la media de las producciones españolas que llegan a las pantallas de cine. Un ejemplo de esta manera de entender el cine ya la podemos ver en el primer cortometraje del director y la guionista Isa Campo, Alpha, and again (2008).