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Crítica: "Bohemian Rhapsody", por Javier Collantes

El cine como documento sonoro e imagen, entre otros elementos, ha tenido en consideración habitual el traslado biográfico de personajes famosos, en todos sus ámbitos, a modo de homenaje, sobre las luces y las sombras de sus respectivas vidas, bajo la denominación de 'biopic', especie de género narrativo cuya sapiencia o simplicidad puede ser un arma de doble filo en base a la fidelidad hacia la realidad y las concesiones libres para un contexto fílmico y taquillero.


Ahora nos llega un nuevo ejemplo sobre Queen, la banda británica de rock que formaron en los años 70 el cantante Freddie Mercury (antes Farrokh Bulsara), el batería Roger Taylor, el bajista John Deacon y el guitarrista Brian May, y que, en 1975, con el tema musical que da título a la película, alcanzaría un éxito rotundo en todo el mundo. Bohemian Rhapsody nos narra las vicisitudes del grupo, sus problemas y luchas hasta su espectacular concierto de 1985 en el estadio de Wembley.


Con multitud de problemas y enfrentamientos, como el despido a mitad del rodaje del director Bryan Singer o las suspicacias en el reparto, Bohemian Rhapsody, ideada para destacar y que se deja simplemente ver, ofrece un legado musical demasiado convencional, por momentos incluso hasta superficial y en otros excesivamente entusiasta para los seguidores de Queen. Con sus recovecos narrativos bien situados, la película cabalga sobre una montura demasiado comercial pero remonta con el entonar de las canciones.


La vida de Mercury, sus discrepancias con el grupo, el arrepentimiento y la aceptación de su identidad sexual, las drogas y el SIDA, las negociaciones con la discográfica... todos estos episodios de un genio musical discurren a golpes, entre ascensos y descensos, pero su grandiosidad reside en las secuencias de las canciones y un final apoteósico. Determinados  tramos argumentales más bien parecen un relleno para no profundizar en casi nada.


El reparto, en conjunto, aceptable: muy bien Rami Malek y el resto de intérpretes solventando su registro interpretativo con un notable. Con una dirección correcta, sí es una buena película, sí es aceptable, pero menos arriesgada de lo esperado y necesario, sin reflexión, aunque es más que posible que no sea la intención del film. Siempre quedarán We will rock you, I want to break free, Another one bites the dust, We are the champions, Radio Gaga... Cine con esencia de música eterna, pero de menos calibre cinematográfico, aunque pudiera ser que rezume premios en Hollywood en 2019.