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Crítica: “Girl”, por Javier Collantes

La etapa de la adolescencia se ha tratado, tanto en la literatura como en el cine, de diversas formas. Unos tiempos duros, nada concisos y siempre a la búsqueda de respuestas: ensoñación, realidad, descubrimiento, ilusión, decepción en imágenes, caminos tortuosos… han sido y serán unos espacios universales, una época difícil en la salida de un túnel, el cambio a la ‘madurez’ o a una presunta ‘verdad’.


Con este preámbulo, ahora nos llega un film de nacionalidad belga, de la mano del director Lukas  Dhont en su debut cinematográfico, que, con acierto, logra extender un relato basado en hechos verídicos pero alejados de los cánones de la sensiblería barata y dañina en muchos aspectos reales y fílmicos. La historia de Girl nos traslada a la vida de una niña de quince años que sueña (y desea) convertirse en una gran bailarina de danza, a base de esfuerzos del resto de la sociedad.


Con el apoyo de su padre intenta disciplinarse, entender los cambios de su cuerpo, porque antes nació niño. La transexualidad, el transgénero, los cambios hormonales, la cuestión psicológica y su lucha son expuestos y tratados con una sensibilidad extraordinaria a base de tramas sutiles sobre la etapa de un proceso de transición. Momentos terapéuticos, separación de la identidad sexual e identidad de género para una realidad que se plasma como si fuese un documental con diálogos, nudo argumental, desenlace y final de miradas.


Girl es una muestra sobresaliente desde diversos puntos de vista, entre otros el cinematográfico. Con una dirección impecable, el relato discurre por cauces de soltar y mostrar las reacciones de sus personajes. La película no juzga, simplemente ofrece al espectador una escritura fílmica para reflexionar sin caer en el tópico moralista.


En sus aspectos de interpretación, Girl es impecable en todos sus registros. Destaca Victor Polster, simplemente genial, sin palabras. Su fotografía naturalista, su score ajustado y su ritmo narrativo otorgan una obra cinematográfica digna de ver y escuchar. Intervalos e intentos con mucha lucha de comprender y comprenderse.


Otra clase de cine existe, sin petulancias ni falsos mensajes, una comprensible sublimación de la imagen de una bailarina de un ballet, una definición de otras artes y el sentir en otros escenarios. Girl es un film de mucha calidad cinematográfica que permanece en la memoria del espectador, sin maltratar el recuerdo con el paso del tiempo.