script

Crítica: "First Man. El primer hombre", por Javier Collantes

Con el sentido de las distintas vertientes del denominado biopic, género cinematográfico que revierte en los valores y hazañas de hechos acontecidos para ensalzar a una persona que hace historia para él y para la humanidad, el director Damien Chazelle relata la vida del astronauta Neil Armstrong durante la misión que le convirtió en el primer hombre en pisar la Luna. Tras dos grandes películas sobre la música, Whiplash y la maravillosa La ciudad de las estrellas (La, La, Land), Chazelle nos conduce ahora con First Man. El primer hombre a una aventura de diferentes tonalidades y parámetros, distinta y más convencional.


A través del programa espacial de la NASA llevado a cabo en los años 60, investigaciones y ensayos para viajar a la Luna en el Apolo XI, Chazelle nos entrega una exploración del contexto familiar y la zona del viaje con su consecución y magnitud en todos sus niveles. Un film biográfico, adaptación a la gran pantalla a partir de la obra de James Hansen, con la colaboración de la NASA y la familia del astronauta.


Argumento interesante, expuesto desde una nueva perspectiva, visto en títulos como Elegidos para la gloria, Interstellar, La llegada, Apolo XIII... películas todas ellas que, con sus divergentes conceptos, logran entretener al espectador entregando obras fílmicas de una notable calidad respecto a la argumentación, el sentido del ritmo, el talento del reparto y el pulso de la dirección. Las comparaciones son odiosas, pero resulta inevitable por muchos factores del cuerpo fílmico en el desenlace final.


Este film respecto a su banda sonora resulta distante, sin mostrar un ápice de entonación musical que produzca algún tipo de emoción. En lo relativo al reparto, Ryan Gosling conviene hierático y frío, sin ofrecer una chispa de luminosidad, simplemente encajado con el conjunto del film; Claire Foy, convincente en su papel de esposa abnegada, sí dibuja su registro con cierta dignidad y convencimiento del mismo.


First Man. El primer hombre resulta una película tremendamente tediosa por instantes y en su conjunto muy aburrida, falta pasión en su distribución compartimentada con una primera parte íntima familiar y una segunda preparatoria para el alunizaje, aunque sí resulta auténtica en su textura fílmica. Con primeros planos, falta de épica y carente de espectacularidad, este film no despega.


En su revisión histórica en paralelo con la Guerra Fría de Estados Unidos y la Unión Soviética, y con el protagonismo de un hombre atascado por la muerte de su hija, First Man. El primer hombre, en su exceso de metraje tan cansino como innecesario, maneja los elementos con una analítica de témpanos de hielo, un plomizo título que ni arranca ni finaliza en un eclipse del fotograma y la conquista lunar. Mucha técnica y poca fuerza. Hollywood, Hollywood, tenemos un problema.