Entre las palabras sagradas, bien por connotaciones religiosas o sanguíneas, se encuentran padre y madre, Mamá y papá, una relación vinculante que el cine ha tratado con diversas variantes. El honrarás a tu padre y a tu madre, el tratado sobre padres e hijos en el séptimo arte experimenta un nuevo nivel con una forma peculiar.
Una visión diferente, convulsa, con nervio y ritmo frenético sobre una misteriosa epidemia en forma de locura, que provoca que los padres ataquen violentamente a sus hijos e intenten asesinarles, 24 horas de epidemia serán el detonante de un fondo psicológico tan atroz como demoledor en acciones y formas de castigar y castigarse.
En una serie de reacciones inexplicables, culpabilidad y venganza bajo los efluvios controlados del gore, casquería fina de cinco tenedores fílmicos. Mamá y papá es un derroche de humor negro cuyo metraje, de menos de 90 minutos, resulta acertado, un delicioso pasatiempo mucho más profundo que su aparente puesta en escena.
Con fundidos en negro y una estética en sus títulos de crédito años 70, este film compone un relato tan entretenido como eficaz, puro cine de clase B, divertido y emocionante, con un ritmo de la locura colectiva, en un barrio de clase media estadounidense, simplemente e incluso con sus mínimos descensos narrativos, más que interesante.
Planteamiento e imágenes son el exponente de una película pequeña, grande en contenido visual, total y absoluta si te dejas llevar por un humor oscuro y crítico que barre los condicionantes del cine domesticado que se está viendo últimamente, un film salvaje con sentido y estilo, cine más libre en su ‘tour de forcé’ que enardece otros valores cinematográficos.
Con una acertada utilización de un recurso muy utilizado en la literatura y el cine, los flashback, aquí perfectamente encajados, los planos muy cortos, los contrapicados, planos deformados en los rostros de sus personajes, el sentido humorístico, la violencia fuera de campo, su banda sonora… y secuencias homenaje a títulos como El resplandor…
En este sensacional espacio cinematográfico compartido entre perseguidor y perseguido, capítulo aparte merece la dirección y el reparto: grandioso Nicolas Cage, dibujándose a sí mismo, auto parodiándose, en un trabajo extraordinario; magistrales, la notabilísima madre Selma Blair, los hijos, los abuelos…
Las escenas que pueden recordar a terrenos fílmicos de zombis, sin ser para nada una Guerra Mundial Z, son otro atractivo de una película muy notable, arriesgada y punzante, cuyos ámbitos, la familia y los sentimientos son expuestos de un modo tan brillante que Mamá y papá es una pieza de otra época. Auténtica, maravillosa…