Nueva York, 1896. La ciudad norteamericana de mayor auge de la época posee una oscura vida nocturna que esconde los grandes y perversos secretos de las clases adineradas. Este es el contexto en el que se desarrolla The alienist, una serie de 10 capítulos –actualmente en Netflix- basada en la novela homónima de Caleb Carr, publicada en 1994. La historia nos acerca al trabajo del 'alienista' a finales del siglo XX, conocido entonces como la persona que trataba con enfermos de trastornos mentales e intentaba curarlos, lo que actualmente podríamos denominar un psiquiatra o un psicólogo. Se trata de los inicios de lo establecido actualmente como psiquiatría forense.
TNT ha sido la cadena estadounidense encargada de dar luz verde al proyecto tras casi un cuarto de siglo de intentos, ya que, incluso desde que antes de que se publicara la novela, productoras tan grandes como Paramount Pictures se interesaron por llevarla a la gran pantalla. Con cinco millones de dólares por capítulo de presupuesto, directores como James Haws, Jakob Verbruggen o el español Paco Cabezas han sido los encargados de que esta historia viera la luz. Nos encontramos ante una investigación de un asesino en serie en el preludio del siglo XX. El ambiente es tétrico, oscuro la mayor parte del tiempo, y eso es algo que los directores han conseguido que nos creamos. Todos los escenarios, basados en el Nueva York antiguo pero rodados en las calles de Budapest, dan sensación de que no hay escapatoria, mientras estás viendo las escenas una sensación de angustia te abruma pero te hace sentirte como si estuvieras allí mismo, en Nueva York, hace 120 años.
En aspectos teatrales, la dirección artística es uno de los pros de esta serie. Las actuaciones de Daniel Brühl, Dakota Fanning y Luke Evans como protagonistas son bastante rigurosas y, aunque no sabes si para bien o para mal, consigues empatizar con ellos. En especial, el papel de Dakota Fanning, que da un toque feminista a la historia, produce cierta sintonía con los sentimientos del espectador. De la misma manera, la actuación de los secundarios es especialmente destacable, no dejan nada que desear actores como Douglas Smith, Matthew Shear o Q'orianka Kilcher, que consiguen otorgar gran relevancia a las subtramas de la serie.
El capítulo piloto nos introduce de lleno en un caso de asesinato que llega al Doctor Lazslo (Daniel Brühl), el experto alienista, en plena noche. Un niño de clase baja ha sido asesinado, algo no demasiado insólito en el momento pero cuya escena del crimen por el contrario denotaba cierto misterio: mucha sangre y vísceras rodeaban al cadáver, así como la falta de los globos oculares en sus cuencas. Este caso llama especialmente la atención del doctor, por el modus operandi y porque el niño trabajaba de prostituto en un burdel en el que todos los trabajadores eran menores, hombres y se vestían con ropajes de mujer, es decir, algo perverso rodeaba la escena del crimen. Todos estos ingredientes hicieron que el doctor comenzara a investigarlo gracias a la aprobación del entonces comisario Teddy Roosevelt (Brian Geraghty),
aparentemente el único policía decente de la época.
Poco tiempo después formará una brigada 'policial' compuesta por John Moore (Luke Evans), un viejo amigo ilustrador, y Sarah Howard (Dakota Fanning), la secretaria del comisario y primera mujer trabajadora en la policía de la ciudad. El argumento central se mantiene vivo gracias a varios giros en la historia, durante la primera mitad de la serie el camino está claro pero de repente las tornas cambian y no sabes qué pensar, ocurre en varias ocasiones durante los diez capítulos, probablemente, trillado o no, este sea su recurso más atractivo. Después de la visualización de la temporada completa, en mi caso en (muy) pocos días -hay que reconocerlo, engancha- no sabemos si habrá una segunda temporada o no, la única pista que tenemos es que Caleb Carr, el autor de la novela original, publicó una secuela que llamó El ángel de la oscuridad... ¿Habrá más casos para el alienista? Lo que la serie deja claro es que, en lo que tiene que ver con la mente, el cerebro aún tiene muchos enigmas para descifrar.
Finalmente, dejo un breve diálogo en versión original (recomiendo así su visionado, mucho más plausible), entre el doctor Lazslo y John Moore, después de haber analizado el cerebro completa y aparentemente sano de un hombre diagnosticado como loco:
'-In every way is a perfectly normal and healthy brain.
+What does that prove? That he wasn’t insane?
-It proves that we don’t know anything. God works between the lines'.