Anunciado su estreno por la propia Telecinco para este miércoles, 14 de febrero, la cadena de televisión comunicaba, horas antes de dicha puesta de largo, que la emisión del primer capítulo de la esperada serie de La verdad, cuyo rodaje tuvo lugar en su mayor parte en Santander, se posponía hasta nuevo aviso.
Mediaset tomaba esta decisión, al parecer, tras la contraprogramación de Antena 3 para emitir, el mismo día y a la misma hora, la película Palmeras en la nieve, una circunstancia ajena que ha condicionado sobremanera lo que en un principio, remarcamos en un principio, parecía una nueva apuesta firme por la ficción nacional.
Aun siendo algo habitual dentro de las prácticas televisivas, y más allá de incurrir en infracciones por la normativa legal sobre cambios de emisión en la parrilla, Telecinco, a nuestro juicio, ha venido a remarcar dos tesis previas, ahora lamentablemente confirmadas, absolutamente reprochables desde dos puntos de vista.
Por un lado, Mediaset, con decisiones de este tipo y en este caso en concreto, proyecta una criticable falta de confianza en sus propios productos televisivos a la hora de no salvaguardar y preservar su integridad y credibilidad, una realidad que, al parecer, poco parece importar a los directivos de la cadena.
Por otro, La verdad, cuyo rodaje terminó hace nada más y nada menos que año y medio -ratifica de por si el interés despertado para los programadores-, demuestra una absoluta falta de respeto a los numerosos profesionales que han participado en el proyecto y, además, 'secuestra' a Santander de la pequeña pantalla.