script

Crítica: "El autor", por Paco España

El autor nos presenta a un hombre fracasado en el más amplio sentido de la palabra: fracasado familiarmente, porque su mujer le menosprecia ampliamente; fracasado laboralmente, porque trabaja en el rincón mas recóndito de una notaría donde, literalmente, no tiene espacio ni para quitarse la chaqueta, además de tener que aguantar las peroratas incesantes e incómodas de su compañero de oficina; y fracasado en la profundidad de su ser, donde pretende ser un escritor que transcienda sin tener el mas mínimo indicio de inspiración para ello.


Además, para colmo, su esposa, que no tiene ningún problema en coronarle con vistosa cornamenta, se ha convertido en una afamada escritora gracias a un 'bestseller de subgénero para masas'. La falta de inspiración le lleva a fijarse en su comunidad de vecinos en busca de ella. Pronto ve a las personas reales como personajes de su ficción, en la que comienza a intervenir sin escrúpulos con consecuencias imprevisibles. Es probable que el espectador reconozca en este personaje alguna persona de su vida real, personas que suelen tener el nefasto propósito de manipular a sus convecinos solamente por placer.


Javier Gutiérrez, protagonista absoluto de la película, está inmenso en su trabajo, transmitiendo un aluvión de sensaciones simplemente con su mirada. Cuando la cámara se centra en su rostro, que observa fijamente una situación u otro personaje, su capacidad interpretativa, solamente con el brillo de sus ojos o el movimiento más sutil de algunos de sus músculos faciales, nos hace, como espectadores, llegar al fondo de su pensamiento. 


Le acompañan en el reparto Antonio de la Torre, magistral en su vehemente explicación sobre la manera de buscar inspiración para un escritor; María León, que sigue su camino hacia su consolidación como gran actriz; y la televisiva Adelfa Calvo (El secreto de Puente Viejo), que hace un trabajo notorio en su personaje de la portera. Con su presencia, las secuencias son mejores y, al mismo tiempo, dan más brillo al trabajo del protagonista, algo que solamente está al alcance de los grandes intérpretes. Es probable que la veamos recoger algún premio importante por su brillante trabajo en esta película.


Su director, Manuel Martín Cuenca, no es de esos directores con fama y reconocimiento generalizado, pero los trabajos que vienen firmados por él son sinónimo de calidad, con guiones sólidos y trabajados, y con una construcción de personajes complejos, matizados y humanos (o inhumanos). Cabe destacar en su filmografía La flaqueza del bolchevique, Malas temporadas y la reciente Caníbal; además de los estupendos documentales El juego de Cuba, Madrid 11-M: Todos íbamos en ese tren o Últimos testigos. Algunas películas como El autor no parecen de oro, pero son pequeñas joyitas de muchos kilates.