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Crítica: "La llamada", por Paco España

A sus directores, popularmente llamados 'los Javis', solamente se les conoce por su trabajo previo en la serie de televisión Paquita Salas y por la creación de esta misma historia en teatro, donde se escenificó con gran éxito de crítica y público logrando llenos, prácticamente continuados, en el Teatro Lara de Madrid, además de numerosos premios.


La acción se desarrolla en un campamento rural para chicas, regentado por un grupo de monjas entre despistadas y modernas. Una de las chicas tiene visiones en las cuales un hombre maduro, vestido con lentejuelas, baja del cielo por una escalinata blanca cantando canciones de Whitney Houston con un perfecto tono vocal y afirmando que es 'la luz del mundo'.


Esta pequeña sinopsis indica que la acción transcurre por terrenos del surrealismo religioso y musical más estrambótico, pero no nos olvidemos que nuestra herencia imaginaria también viene del escritor gallego Ramón María del Valle-Inclán y sus conocidos 'esperpentos', de los que esta película mama en gran medida. 


La acción es conducida por cuatro actrices inspiradas: las jóvenes con más proyección actual, Macarena García (Blancanieves, El Ministerio del Tiempo) y Anna Castillo (El olivo, Estoy vivo); la extraordinaria Belén Cuesta (Kiki, el amor se hace, Ocho apellidos catalanes) y la veterana Gracia Olayo (Los nombre de Alicia, Balada triste de trompeta).


Temas como la búsqueda de la propia identidad -personal, sexual y vocacional-, la amistad, el amor y las dudas religiosas se desarrollan entre números musicales bien insertados y cuyas letras hacen avanzar la acción.


La sala de cine estaba abarrotada de jóvenes espectadores que disfrutaban de manera continua de las situaciones de la película, algo nada habitual ya que los espectadores de estas edades suele huir de las películas españolas porque no encuentran en ellas sus códigos expresivos. Sin embargo, aquí los encuentran en todo momento. 


Por ello es probable que estos espectadores vuelvan a una sala de cine cuando alguno de los créditos les recuerde a la experiencia vivida en el visionado de esta cinta. La llamada puede parecer muy original pero, hace nueve años y en su etapa más creativa, Alvaro García, hoy director del festival de cortometrajes de Piélagos, ya realizó Cuestión de fe con unos códigos muy similares a los de esta película: sexualidad, religión y números musicales.