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"Hollywood es nombre de mujer", por Alvaro Fernández

Hollywood es uno de esos nombres que se conocen vayas donde vayas. El letrero gigante con sus letras es la cabeza visible de una gran industria multimillonaria: el cine. Situado en la soleada ciudad de Los Ángeles, lleva siendo referente en la producción de películas cerca de cien años. 


Por aquí pasan muchos de los grandes nombres de la historia del cine, desde D. W. Griffith, Orson Welles, Howard Hawks o Alfred Hitchcock, hasta los cineastas de nuestros días, como Quentin Tarantino o Christopher Nolan, entre muchísimos otros. 

Pero la industria del cine no tenía, a principios del siglo XX, el peso económico que tiene hoy en día. En sus inicios era una industria que no se tenía en cuenta. Esto significa que las grandes compañías que aparecían en Wall Street no iban a invertir en la construcción de oscuras naves donde grabar películas. Esta tarea fue llevada a cabo por inmigrantes, por judíos y por mujeres. Aquellas personas que no eran aceptadas en otros trabajos. 

Aunque no salgan en todos los libros de historia del cine, las mujeres tuvieron un peso muy importante en los primeros años de la industria cinematográfica estadounidense. Según la historiadora y documentalista Cari Beauchamp, que ha investigado las raíces de Hollywood, la mitad de las películas anteriores a 1925 fueron escritas por mujeres. Y algunas de estas películas son las que, a día de hoy, consideramos fundamentales en la formación del lenguaje cinematográfico occidental.

De entre todas estas mujeres, hay una que destaca sobre las demás: Alice Guy Blaché, la primera mujer en dirigir una película y la única mujer que dirigió un estudio de cine. Existe controversia en si fue la primera en crear una película narrativa (los Lumière nunca tuvieron una visión artística o comercial de su invento), pero sí se la puede considerar, según Alison McMahan, como 'la primera narradora visual del cine, la fundadora del cine como narración cultural y la primera persona que dirigió una película'.

Empezando como secretaria de Gaumont, un vendedor de material fotográfico que también produjo películas y se dedicó al sector periodístico, Alice se acercaba a los estudios cuando acababa su jornada. Acabó montando la primera historia con argumento del cine, también fue pionera en el uso de efectos especiales, usando sobreexposiciones, como en La Navidad de Pierrot, o proyecciones al revés, como en Una casa demolida y reconstruida.

Otra directora con grandes tintes de creatividad fue Lois Weber. Entre otros recursos, usa planos subjetivos, divide la pantalla en partes o utiliza espejos para aumentar la información de los planos... todos de una gran innovación en esos años. Sus películas trataban temas sociales espinosos en aquella época, aunque siempre éxitos comerciales. Fue, además, mentora de un joven John Ford.

Desde 1915 hasta 1935, los estudios de Hollywood pagaban fortunas por los guiones de una persona. Esta persona era Frances Marion, la guionista mejor pagada durante dos décadas. Su carrera le cosechó grandes éxitos, entre ellos dos Oscar -uno a Mejor Guión Adaptado y otro a Mejor Argumento-. Otra mujer, Anita Loos, fue la primera guionista parte de una plantilla, bajo la dirección de D. W. Griffith.

Finalmente, con la sonorización de las películas, el precio de la producción de las películas se disparó. Fue entonces cuando Wall Street se fijó en la industria del cine. Con la llegada del dinero, se empezó a pagar mejor, se consideró finalmente que la industria era 'seria' y los hombres acapararon los puestos importantes.

Tras un gran olvido en la historia del cine, en los últimos años se está haciendo recobrar a estas mujeres el puesto que merecen como pioneras del séptimo arte, algo por lo que Alice Guy Blaché luchó durante décadas, mientras buscaba sus películas perdidas en EEUU o Francia. Tristemente, no ha vivido para verlo. Pero la historia, finalmente, hace justicia.

Se puede encontrar más información sobre estas mujeres en libros como Alice Guy Blaché: Una visionaria olvidada del cine, escrito por Alison McMahan, o Anita Loos Rediscovered: Film Treatments and Fiction y Without Lying Down: Frances Marion and the Powerful Women of Early Hollywood, ambos de Cari Beauchamp.