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"Death Note y el problema de las adaptaciones", por Alvaro Fernández

Hace poco que Netflix ha estrenado su adaptación del conocido anime Death Note y, casi al instante, se ha convertido en una de las películas más odiadas de toda la plataforma. Las pocas coincidencias con la serie original (además de la mala calidad del guión de por sí) es lo que más se ha criticado. 


Las adaptaciones son algo complejo, pero existen desde que el cine es cine. Ya Griffith, a quien se considera como el creador de las bases formales del cine clásico, dijo que quería 'hacer lo que Dickens con sus novelas'. 

Toda adaptación se enfrenta a varios problemas. Por un lado, el público suele esperar mucho parecido (algunos se enfadan por no ser un calco) entre la obra original y la adaptación. Esto, sea dicho, es un error. Por otro lado, tienes que coger un material original, con unas características determinadas, y hacer de ello una película. 

Y no todo se puede convertir en cine. En los cómics, por ejemplo, Superman se transforma en Clark Kent tan solo poniéndose unas gafas, cosa que en una película no funcionaría. Cada medio tiene sus propios recursos.

También es común pensar que una obra adaptada siempre va a ser peor que la original. Esto también es un error. Psicosis, de Hitchcock, está basada en una novela homónima, y la calidad de la película trasciende, por mucho, la del libro. 

Volviendo al tema en cuestión, Death Note es uno de los animes más conocidos y más seguidos de todo el género, por méritos propios. Es un thriller con un profundo trasfondo filosófico y ético, en el que las barreras entre el bien y el mal se difuminan, donde se cuestiona la naturaleza del orden social y del sistema de justicia. ¡Vamos, de los que hacen pensar!.  

Partiendo de esta base, se espera que la película tenga estos rasgos: tensión entre unos personajes con maneras distintas de ver el mundo. Pero entonces llega Adam Wingard y convierte la trama en poco más que un drama de instituto venido a más. Y se entienden las críticas. 

Pero, como he dicho, no hay que juzgar una adaptación por su grado de parecido con el original. Esta película es mala, pero por sí misma. El guión, que intenta por ratos elevarse y recordar al anime, acaba lleno de incoherencias y vacíos. Reglas que menciona al principio de la película no se aplican más tarde, o incluso el 'poder' manipulador de la Death Note se extiende a una conversación telefónica.

En cuanto a la estética de la película, la fotografía cuenta con escenas bastante bonitas, especialmente en escenas nocturnas. Cine adolescente en estado puro que no consigue salvar el déficit que presenta el guión ni el prestigio del anime, y termina en fracaso. Ya hay fans escribiendo Netflix en sus Death Note... y no puedo culparlos.