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Crítica: "Atómica", por Javier Collantes

Las auténticas influencias de un género literario como la narración gráfica en una proyección cinematográfica son consideradas, demasiado a menudo, obras menores denostadas por la crítica especializada, relatos llenos de suspense en forma de entretenimiento donde el condicionamiento argumental no pasa de moda. Atómica es un thriller de acción, espionaje y emociones varias con la Guerra Fría en el pulso de un 'leitmotiv' en vísperas de la caída del Muro de Berlín.


Esta trama de espionaje y agentes dobles nos presenta, en 1989, a una agente del Servicio de Inteligencia MI6 que debe averiguar quién asesino a un compañero y recuperar una lista secreta que expondría a todo el gremio en la sombra. Con dicho argumento, e inspirada en la novela gráfica La ciudad más fría, la película transcurre a ritmo de unos excelente 'pop hits' apoyados, en cada secuencia, con una fuerza tan extensa como acertada en su incorporación narrativa.


Reminiscencias de James Bond y carreras por las calles de Berlín que pudieran recordar a Corre, Lola, corre -pero con unas connotaciones mucho más agresivas y descarnadas-, en un espacio visual de luces de neón y estética de los ochenta del siglo XX, trazan un relato 'pop violence' cuyo ritmo frenético no descansa:  persecuciones, sensualidad, sexo, música... cine comercial que no engaña al espectador sobre lugares y tiempos político-sociales.


Coreografías de golpes y disparos muy bien combinados en la grandeza de secuencias dignas de los retazos de los títulos de acción de otra época con respeto hacia el propio espectador. Sobresale, por encima de todo, Charlize Theron. Inconmensurable, magnífica, brillante, en su papel de agente secreto, donde las diversas secuencias de disparos y peleas, diálogos y miradas, conservan la esencia de una actriz versátil que ofrece los mejores registros de interpretación. 


James McAvoy, John Goodman, Sofia Boutella... cumplen su misión: hacer convincente, a su manera, la credibilidad de cada papel. Sin reticencias ni fundidos a negro, Atómica es superior a sus expectativas. Cine de peso. Correcta realización, ritmo acompasado, violencia cruda, equilibrio gráfico... Sin tregua, explosiona en cada plano, conservando la 'conciencia' anti 'traición'. Cine sin pretensiones con resultados liberadores. ¡Total! Merece ser visionada y gozada.