Segundo largometraje, tras Viral, de este realizador con una trayectoria como cortometrajista más que estimable, responsable de Boletos, por favor, Prólogo y, sobre todo, Porque hay cosas que nunca se olvidan, Récord Guinness por ser el cortometraje más premiado del mundo con más de 300 galardones en ciudades como Tokio, San Sebastián, Berlín, Los Ángeles, New York, Delhi, Londres, Edimburgo, Buenos Aires, Río, Lisboa, Austin, Estambul, Sydney y otras muchas.
En este caso, el salto al formato largo no ha sido lo exitoso que se pretendía. Ya se pudo comprobar con la fallida Viral y se confirma ahora con Despido procedente. El fallo más relevante que se le puede achacar está en el guión, del propio director, que comienza flojo, se desdibuja pronto y comienza a ser una sucesión de situaciones pretendidamente graciosas pero fallidas la mayor parte de las veces.
El director español del departamento 'call center' de una empresa de telecomunicaciones argentina se ve inmerso en un proceso de reestructuración, que implica despido de trabajadores y le introduce en una situación de acoso por parte de un extraño al que, previamente, le ha dado erróneamente la indicación sobre una calle, lo que le ha costado llegar tarde y perder el trabajo. Este personaje está interpretado por Imanol Arias, acaudalado actor gracias a otro televisivo de la serie Cuéntame tan simple como eterno y presunto evasor fiscal en relación a empresas panameñas.
Lejos quedan ya La muerte de Mikel, de Imanol Uribe, para el que suscribe su mejor trabajo, sobre un joven de buena familia de Lekeitio que tiene que dar forma a su vida entre una latente homosexualidad y el ambiente hilvanado de violencia por parte de ETA, en un momento de efervescencia de la organización terrorista. Además de las afamadas dos partes de El Lute, de Vicente Aranda.
El protagonismo de Imanol Arias está compartido con Hugo Silva, que comenzó como otro guaperas del cine español pero ya demostró que no es sólo eso en la serie de televisión El ministerio del tiempo. Un actor joven que tiene mucho tiempo para demostrar la gran calidad que atesora, tanto en comedia como en drama. A estos dos actores se une una pléyade de intérpretes argentinos que, en apariencia, están para hacer mofa de sus expresiones y de su acento, entre ellos los excelentes Darío Grandinetti y Miguel Ángel Solá.
Quiero pensar que hayan tenido una buena rentabilidad económica, o, al menos, se lo hayan pasado muy bien en este trabajo. Una película para prestar más atención a la compañía que está con nosotros en el cine y que tiene un título premonitorio, ya que la mayor parte de sus componentes podría ser objeto de un despido procedente por 'la disminución continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo'.