La chica del tren, adaptada con éxito a la gran pantalla después de cautivar a veinte millones de lectores en todo el mundo, nos descubrió a Paula Hawkins, autora que ha regresado a la escena literaria con Escrito en el agua, una novela absorbente publicada por Planeta sobre el modo en que recordamos nuestro pasado y la capacidad que suele tener éste para poder destruirnos en un ejercicio reflexivo de vital trascendencia.
Pocos días antes de morir, Nel Abbott estuvo llamando a su hermana, pero Jules no cogió el teléfono, ignoró sus súplicas de ayuda. Ahora Nel está muerta. Dicen que saltó al río. Y Jules se ve arrastrada al pequeño pueblo de los veranos de su infancia, un lugar del que creía haber escapado, para cuidar de la adolescente que su hermana deja atrás. Pero Jules tiene miedo. Mucho miedo.
Miedo al agua, miedo de sus recuerdos enterrados largo tiempo atrás, y miedo, sobre todo, de su certeza de que Nel nunca habría saltado... No te fíes nunca de una superficie en calma, no sabes lo que puede haber debajo. No confíes en nadie. Ni siquiera en ti. Esta semilla de novela negra crece a lo largo de las más de 500 páginas por las que nos hace leer con voraz curiosidad Paula Hawkins.
Puede ser que sus más de 15 años como periodista hayan hecho de Paula Hawkins una autora proclive al detalle, a no pasar por alto nada en la concepción narrativa de esta novela negra que retoma el pulso de su primer thriller. El fenómeno global de La chica del tren, interpretada carismáticamente por una sobresaliente Emily Blunt, deja paso a Escrito en el agua, raíces comunes para una compleja reconstrucción de los recuerdos.