En una rutina cotidiana de esferas sociales piramidales, Elena de la Lastra pronto descubrirá que su apacible vida atrincherada en su dichosa zona de confort no era más que una ilusión a punto de desvanecerse. Ejecutiva de éxito, el calendario lunar y su estado de buena esperanza se alinearán en el orden propicio para dictaminar el control de su propio destino.
Contextualizado literariamente en el género que se ha venido a denominar 'domestic noir', Carmen Garijo teje con fluidez una tela de araña narrativa donde el entorno más común se convierte en un sumidero oscuro de prácticas profesionales nada ortodoxas y personales de amoral criminalidad, un relato de ida y vuelta donde cierta crítica contemporánea se pertrecha tras la cortina de originalidad de un thriller contundente.
Desde la tercera persona y a mediados de los 90, la narración de proximidad se aleja en la distancia y pierde intencionalidad, al tiempo que el multiverso de roles en uno y culpables varios condiciona una ruleta imparable de desconcertantes altibajos empáticos. La incipiente conexión global flirtea, la voracidad verbal seduce y el esquema de base sobre los planteamientos vitales conquista.