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Crítica: "Cantábrico. Los dominios del oso pardo", por Paco España

No es habitual que los documentales de naturaleza lleguen a las salas comerciales. Parece que se trate de terreno de La 2, especialmente a la hora de la siesta, o de National Geographic para usuarios con canales de pago. Sin embargo, este director, Joaquín Gutiérrez Acha -que además tiene funciones de guionista, operador de cámara y fotografía-, ya logró en 2013 que, por primera vez, un documental de naturaleza fuera nominado al Goya. Fue Guadalquivir, que, con la voz en la narración de Estrella Morente, obtuvo un notable éxito popular para este género cinematográfico.


Cantábrico. Los dominios del oso pardo sigue el orden cronológico de las cuatro estaciones, comenzando y terminando en el invierno. La ubicación geográfica se encuentra en Cantabria, Asturias, el sureste de Galicia y el noroeste de Castilla León, es decir las estribaciones de los Picos de Europa, sus macizos rocosos, bosques y arroyos. Al ver sus impresionantes imágenes, rodadas con múltiples cámaras -de alta definición, térmicas, capaces de grabar en oscuridad, a altísimas velocidades-, con recursos aéreos de drones y helicóptero, se piensa en la gran cantidad de recursos temporales, humanos y materiales utilizados para obtenerlas.


Como ya indica el título, el animal protagonista del documental es el oso, aunque el lobo obtiene una atención igual o superior, logrando con ellos una de las secuencias más importantes y sobrecogedoras de la película: la caza de un ciervo en mitad de la nieve. La cámara aparta su mirada antes de que la crueldad natural llegue a su máxima expresión. La presencia de estos cánidos y las características de las imágenes, indefectiblemente rememoran a aquel naturalista, que con tanto talento como autoestima, llenaba las pequeñas pantallas de televisión en blanco y negro de bellas imágenes, al mismo tiempo que proporcionaba una educación ecológica del entorno natural a una generación. Por supuesto, se trata de Félix Rodríguez de la Fuente y su Fauna Ibérica.


La belleza de las imágenes también permite adentrarse en comportamientos animales sorprendentes, como la tremenda habilidad de los rebecos para moverse entre neveros y riscos a gran velocidad; el mirlo acuático, un gran buceador; la modificación genética de una especie de salmones que no hacen su periplo en el océano, sino que se quedan en la misma poza en la que nacen...


Pero también el espectacular cortejo del urogallo cántabro, en seria amenaza de extinción; el magnífico engaño de las larvas de mariposa para ser cuidadas por las hormigas; o las fascinantes plantas carnívoras, según Charles Darwin unas de las criaturas mas enigmáticas de la naturaleza. Cantábrico. Los dominios del oso pardo supone una experiencia sensorial absorbente con un didactismo profundo sobre un medio natural único y muy cercano a nosotros.