Diferentes actos en distintas localidades de Cantabria están sirviendo como conmemoración del XXX Aniversario de la Primavera campurriana, una lucha laboral pasada y presente que se reconoce con una programación reivindicativa y cultural, bajo el título 1987-2017: Campoo por su futuro, la lucha continúa, en la que el ámbito audiovisual también tendrá su protagonismo.
Aunque los actos organizados por Cantabria No Se Vende comenzaron el pasado sábado, 11 de febrero, la programación continuará este miércoles 22, a las 19:30 horas en la Casa de Cultura de Torrelavega, con la proyección de un documental sobre la primavera del 87 en Reinosa y una charla titulada La lucha obrera en contextos de reconversión industrial, que contará con la participación de Intersindical Cántabra y Corriente Sindical de Izquierdas.
El próximo 2 de marzo, a las 19:30 horas en la librería La Vorágine, este recordatorio se traslada a Santander con la exhibición de este mismo documental y la charla histórica de Desmemoriados, colectivo que trabaja la memoria colectiva de la región desde los prolegómenos de la proclamación de la II República hasta el presente. El 11 de marzo, efeméride propiamente dicha, la conmemoración y la reivindicación se trasladarán a Reinosa con un amplio programa de actos.
La jornada comenzará a las 13:30 horas con una comida popular de ollas ferroviarias en el Parque Cupido. Posteriormente, un pasacalles recorrerá la localidad hasta la placa en recuerdo al obrero fallecido, Gonzalo Ruiz, cuya familia participará en el homenaje. Por la tarde, a las 17:00 horas en el Teatro Principal, tendrá lugar el coloquio La lucha 30 años después y, a continuación, el festival Homenaje a un pueblo.
En los dos años anteriores a los sucesos de la primavera, la reconversión industrial había causado 2.000 despidos. El 3 y 4 de marzo, la empresa Cenemesa presentó un expediente de rescisión para 178 empleados, y Forjas y Aceros otro 'de excedentes' para 463 trabajadores. El 8 de marzo, la prensa se hacía eco de que el presidente de ésta última, Enrique Antolín, se marchaba a ocupar un cargo directivo del Gobierno Vasco.
Retenido por los trabajadores para forzar una negociación, tras su liberación y el posterior desarme y expulsión por los obreros, el Gobierno 'respondió a sus demandas sociales con cada vez mayores contingentes de guardias civiles, tanquetas y helicópteros'. Los enfrentamientos de días culminaron el Jueves Santo con cargas de la Guardia Civil y un saldo de 60 detenciones, casi 100 heridos y, días después, un muerto, Gonzalo Ruiz.