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Crítica: "Los del túnel", por Paco España

Primer trabajo para la gran pantalla de Pepón Montero, con el bagaje de un par de trabajos televisivos, Los del túnel es una comedia sobre un grupo de personas que se quedan atrapadas por el derrumbamiento de un túnel a su paso, una película que, en ocasiones, pretende ser ácida. La historia comienza con el rescate del grupo y, a partir de ahí, nos muestra una serie de situaciones que el grupo quiere vivir junto y hermanado ya que la experiencia traumática vivida les ha unido entre sí. 


Los estereotipos humanos en el grupo son bastante tópicos: la pareja de policías, en la que uno de ellos toma, con arrojo y heroísmo, el mando en el grupo para buscar la salida; el repartidor de máquinas de vending latinoamericano, que no quiere que toquen la comida de la furgoneta porque su jefe se lo haría pagar a él; o la pareja gay, uno de ellos concejal –del grupo mixto- y el otro de origen rural de la España profunda...


Pero también el típico gracioso que, a su salida, se da cuenta de que su mujer es una extraña, su hija una extraterrestre que no le habla en años y su grupo de amigos unos insoportables seres de barbacoa; un anciano matrimonio mal avenido; y una pareja de burgueses con su noña hijita, la cual se siente atraída por el delincuente que llevan arrestado los policías. 


Todo este heterogéneo grupo intenta vivir en común las experiencias de cada uno de los individuos, creando las inevitables situaciones y gags cómicos. Uno de los más eficientes es el que se genera cuando el personaje de Arturo Valls tiene que recurrir al coche prestado de sus padres, en el que hay un disco de Los Pecos atascado y que suena incesablemente a gran volumen. 


Las letras de cada una de las canciones que van sonando encajan con las situaciones del personaje en cada momento del metraje. El argumento da un giro en el último cuarto de película en el que, aprovechando la amnesia del otro policía, vemos lo que realmente ocurrió en el interior del túnel y que lo que los personajes creían está muy lejos de ser la realidad.


Las buenas intenciones iniciales se ven diluidas en un guión que no atina a encontrar el punto preciso y, al margen de algunas frases o situaciones graciosas, se queda muy lejos de acertar con la historia y de ser una buena comedia. Al ver esta película no he podido dejar de recordar una excelente y reciente película surcoreana, The tunnel, que, con un planteamiento similar, aprovecha para hacer una crítica feroz a su sociedad y, a la postre, a todas las sociedades desarrolladas contemporáneas. Pero éste no era el propósito de los responsables de la película de la que hoy hablamos.